Sevilla

Un polemista británico alerta en Sevilla contra el racismo 'disfrazado' de mono

  • El controvertido artista Mark McGowan ha iniciado hoy en la Plaza del Triunfo una llamada de atención a los españoles para que no consientan actitudes racistas bajo el lema: Are all spanish racist? (¿Todos los españoles son racistas?)

Mark McGowan, controvertido artista londinense, está llevando a cabo en Sevilla una peculiar performance, en la que aparece con la cabeza cubierta por una caja que muestra la foto de un mono y al cuello un cartel en letras mayúsculas con la leyenda ‘¿Todos los españoles son racistas?

La peculiar iniciativa, que ha comenzado esta mañana de viernes en la Plaza del Triunfo, junto a la Catedral sevillana, pretende llamar la atención por recientes episodios, básicamente relacionados con el deporte, con tintos xenófobos en los que el artista considera que el público español no ha reaccionado convenientemente.

Así, McGowan, que tiene previsto prolongar su performance los próximos siete días, cita incidentes recientes como los insultos a Lewis Hamilton en Montmeló, los cánticos ‘simiescos’ en el Santiago Bernabéu dirigidos a los futbolistas ingleses Shaun Wright-Phillips y Ashley Cole, ambos de color, y la intención de Samuel Eto’o de abandonar el estadio de La Romareda en Zaragoza por insultos raciales (fue convencido por el entrenador del Barcelona, Frank Rijjkaard, para no dejar el césped).

El autor justifica su iniciativa como “una pose provocadora que, obviamente, pretende llamar la atención”. McGowan afirma que se le pidió una obra artística para la galería Suffix de Sevilla “y quería exponer esta cuestión y salir a las calles de Sevilla para preguntar: ¿Sois racistas?”

El polemista británico añade que su perfomance “no es un intento de recibir una respuesta, es más una manera de preguntar a los españoles cómo pueden tolerar esto. Estaré así durante una semana y espero que mi proyecto incite al debate”. 

La trayectoria de Mark McGowan incluye haber empujado una nuez con la nariz durante once kilómetros de carretera, sentarse durante dos semanas en una bañera llena de judías cocidas con tomate, dos patatas en la nariz y 48 salchichas atadas a la cabeza, e intentar dejar un grifo de agua corriendo en una galería durante un año (cerraron el grifo al cabo de un mes). Llegó incluso a comerse un pequeño perro originario de Gales.

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