Sevilla

Los policías se vieron desbordados por los incidentes de la 'botellona'

  • No se hicieron controles de alcoholemia hasta las doce de la noche · Sólo había una grúa disponible para retirar vehículos

Los policías locales que prestaron servicio en la isla de la Cartuja el pasado viernes se vieron desbordados por los miles de jóvenes que participaban en la macrobotellona en la que murió apuñalado un joven de 23 años y por las continuas incidencias ocurridas durante esta fiesta. En unos informes internos de la Policía Local, a los que ha tenido acceso este periódico, los agentes revelan que la situación estuvo fuera de control durante prácticamente toda la tarde y la noche.

Sólo 18 policías trabajaron en la Cartuja entre las dos de la tarde y las nueve de la noche del viernes, tal y como figura en los estadillos del cuerpo y pese a que el jefe de la Policía Local, José Aulet, asegurara este martes que hubo más de 30 agentes. En esta cifra, Aulet incluía a agentes que no salen a la calle como son los de transmisiones y a los del turno de la mañana y de la noche. En teoría, los 18 policías que estaban en el turno de tarde en la fiesta de la primavera tendrían que haber estado dirigidos por un miembro de la escala ejecutiva de la Policía -inspector o subinspector-, que no apareció por la Cartuja en ningún momento de la tarde.

Ni la Jefatura de la Policía Local ni el Centro de Coordinación Operativa (Cecop) del Ayuntamiento de Sevilla tenían previsto un dispositivo acorde a la magnitud del evento, que congregó a más de 6.000 personas según el balance oficial. Prueba de ello es que no se montó ningún control de alcoholemia durante toda la tarde en el recinto de la Cartuja. El primer servicio preventivo de este tipo lo hizo el turno que entró de noche, ya pasada la medianoche, que instaló sendos puntos de control en la glorieta de los Descubrimientos y en la glorieta Olímpica.

A lo largo de toda la tarde anterior no se sometió a pruebas de alcoholemia a los conductores que salían del Charco de la Pava. En otras ocasiones, cuando se han celebrado botellonas similares, es habitual que la Policía Local establezca en la avenida de Carlos III controles de alcoholemia que se realizan de manera coordinada con la Guardia Civil. En esta ocasión no hubo ni controles ni presencia de la Guardia Civil en esta zona de la ciudad.

Los informes policiales detallan continuos incidentes ocurridos aquella tarde, pese a que el Cecop informara en varias ocasiones a los medios de comunicación de que la jornada transcurría con absoluta normalidad. Ejemplo de este descontrol es que, sobre las seis de la tarde, los policías locales tuvieron que parar a una ambulancia de una empresa privada -concretamente el Samur- para que atendiera a dos jóvenes, uno de ellos con un coma etílico y el otro con una brecha abierta en la cabeza.

Los policías habían llamado al 061, pero, tras esperar bastante tiempo sin que llegara ninguna ambulancia de este servicio, decidieron detener un vehículo del Samur que circulaba por la Cartuja de regreso de un simulacro en una empresa y pedirle el favor de que trasladara al hospital a ambos heridos.

Uno de los oficiales al mando decidió cortar la avenida de Carlos III a las siete y media de la tarde por el riesgo de atropellos que existía, puesto que había una multitud de personas atravesando la avenida. Esta calle se cerró al tráfico entre el Muro de Defensa y la confluencia con Marie Curie con tres coches de la Policía Local, sin que existiera ningún dispositivo coordinado para ofrecer vías alternativas a los conductores y provocando retenciones de varios kilómetros en los accesos y salidas de Sevilla hacia el Aljarafe.

Otra muestra más de esa falta de previsión es el hecho de que sólo hubiera una grúa disponible para retirar vehículos. Se dio el caso de que en el helipuerto que el 061 tiene en la Cartuja aterrizó un helicóptero con una persona en estado muy grave y la ambulancia que tenía que trasladarlo luego a un hospital tuvo muchas dificultades para entrar y salir de las instalaciones porque los coches de los asistentes a la botellona taponaban la entrada. Un oficial de la Policía tuvo que localizar al propietario del coche para que lo retirara ante la tardanza de la grúa.

Los agentes también se refieren a las continuas reyertas y peleas y a que no paraban de acudir al punto en el que se encontraban -en la confluencia de las calles Carlos III y Gregor Mendel- personas con heridas abiertas en la cabeza, fracturas de nariz e intoxicaciones alcohólicas.

A ese mismo punto llegó a las 21:25 un Opel Astra de color gris en el que unos amigos trasladaban a Francisco José Guerrero, el joven que falleció minutos después. Antes ya se había producido un apuñalamiento y los policías no tenían ni siquiera un botiquín para taponar la herida a la víctima. Fueron unos miembros de Protección Civil quienes realizaron los primeros auxilios. La ambulancia del 061 tardó 20 minutos en llegar.

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