Sevilla

El rectorado: Una rehabilitación al 15%

  • La falta de financiación paraliza el plan aprobado en 2009. Las obras desvelan un sistema de cimentación único en España.

La falta de financiación ha paralizado de momento uno de los mayores retos arquitectónicos de la historia de la Universidad de Sevilla: la recuperación de la "dignidad" y los "valores arquitectónicos" de la antigua Fábrica de Tabacos, actual sede del Rectorado.

Según Miguel González Vílchez, antiguo arquitecto de esta institución académica, hasta la fecha sólo se ha ejecutado el 15% del Plan Director de Remodelación de la Fábrica de Tabacos, aprobado en 2009 y que contempla actuar en los 42.000 metros cuadrados útiles del inmueble. Entonces, se cifró el coste de las obras en 50 millones -hoy, González lo eleva hasta los 80 ó 100 millones- y un plazo de ejecución de cinco años, un plan ambicioso si se tiene en cuenta que la adaptación del edificio a sede universitaria se dilató 22 años.

La masificación de estudiantes en la década de los 90 obligó a introducir "añadidos desafortunados", según describe el plan director, firmado por el arquitecto ya jubilado Miguel González Vílchez. Para ganar espacio, se construyeron nuevas plantas que rompieron la altura de los históricos techos y se invadieron pasillos para la construcción de despachos, rompiendo, en algunas zonas como las antiguas viviendas de los ingenieros, la circulación por los mismos.

El plan director plantea demoler las entreplantas, recuperando los primitivos espacios abovedados, recuperar las galerías de circulación de norte a sur y de este a oeste, dotar al edificio de nuevas medidas de seguridad y adaptarlo a las necesidades especiales de los discapacitados. Además, entre otros asuntos, contempla el traslado de Filología a la antigua sede de Derecho, anunciada por la Universidad en un principio para 2013, así como el traslado de Filosofía a la antigua Facultad de Ciencias y la remodelación del ala oeste, ocupada por Geografía e Historia. De forma paralela a todos estos trabajos, también se planteó la rehabilitación de la fachada del inmueble, que según confirman desde la Universidad, ya se ha ejecutado cerca del 50% del total.

Siete años después de la aprobación del plan director, sólo han finalizado las obras de remodelación de las antiguas viviendas de los ingenieros. Se trata de la zona más cercana a la capilla universitaria y que albergaba la Facultad de Derecho antes de su traslado en 2009 al campus de Pirotecnia.

Es en este punto, y a raíz de las obras llevadas a cabo desde 2011 en su sótano, donde se ha producido uno de los hallazgos más interesantes sobre la historia arquitectónica del edificio: la existencia de un sistema antisísmico de cimentación del que no se tenía constancia hasta el momento.

Bajo el edificio hay una serie  de arcos invertidos que dotan al conjunto de una gran resistencia a los terremotos y de una especial fortaleza ante posibles asientos diferenciales en un terrero que, debido a su cercanía al río Guadalquivir, y al ya soterrado arroyo Tagarete, es especialmente inestable.

El hallazgo se produjo, según explica González Vílchez en una visita junto a este periódico a los cimientos de la Universidad, durante "las obras de ejecución de una serie de galerías subterráneas para la instalación de diferentes redes informáticas, luz y agua necesarias para los nuevos usos". Estas galerías han permitido la supresión, entre otros, "de los falsos techos y añadidos diversos que han desvirtuado la belleza del edificio"

"Cuando entramos aquí ya sabíamos que la Fábrica de Tabacos tenía una cimentación profunda, y que había sido realizada para huir del terreno inundable maltratado por las riadas", señala el arquitecto. Para solucionar este problema, según explica González Vílchez, excavaron toda la planta del edifico al mismo tiempo: "Lo dejaron como si fuera un campo de fútbol vacío y con un desnivel de cerca de seis metros, para meter dentro el edificio cimentado". Luego, "construyeron los cimientos de abajo arriba con unos pilares no de piedra y cal, sino de ladrillo perfectamente labrado".

Sin embargo, "hay un momento en el que los ingenieros temen que el subsuelo al que han llegado sea muy fangoso y, que debido al peso de la estructura de la Fábrica de Tabacos, los pilares, de 2,5 metros por 2,5 metros, se claven como una pieza rígida en un molde de mantequilla", explica el arquitecto. Es entonces cuando deciden aumentar la superficie de cimentación con la construcción de unos arcos invertidos que incrementaban la capacidad de carga del terreno. A continuación, se labraron las zapatas de cimentación y se rellenó todo el espacio excavado de tierra hasta dejar el terreno definitivo a una cota superior a la última riada.

"Las cimentaciones invertidas son muy raras, aunque son citadas por León Battista Alberti y Andrea Palladio en su tratados de construcción", que datan del siglo XV y XVI, respectivamente, señala el antiguo arquitecto de la Universidad. "En Inglaterra, en el Trinity College de Cambridge se colocó un sistema similar y, por lo que yo tengo constancia, en España sólo existe en Sevilla".

González Vílchez asegura que no existía la "menor referencia" de este sistema descubierto 200 años después de su construcción. Y sospecha que estas obras tuvieron que ser "muy impresionantes y muy comentadas" en la Sevilla del siglo XVIII.

Sólo unos pocos afortunados han podido ver cuatro de estos arcos invertidos en la propia Universidad. En las remodeladas y asépticas galerías subterráneas, a las que se accede por una empinada escalera situada por la avenida del Cid, hay una pequeña puerta que esconde este tesoro arquitectónico.

Según González Vílchez, este sistema de arquerías invertidas -cuatro arcos por cada bóveda-, se extiende por el 70% de la planta del edificio, excepto en el llamado "espacio palacial". De momento, sólo se puede apreciar a través una puerta cerrada con llave y situada en el sótano de las antiguas dependencias de Derecho, pero, según detalla el arquitecto jubilado, en su día se presentó un proyecto para instalar un mirador. La idea es colocar en un futuro un suelo de cristal en la planta superior que permita asomarse a estos restos, aunque esta iniciativa aún no ha sido aprobada.

"Este descubrimiento fue algo absolutamente insospechado y asombroso que ofrecía respuestas a muchas conjeturas, como por ejemplo, cómo era posible que, después de más de 250 años y con un subsuelo tan arcilloso, no se hubiera producido ninguna fisura ni grieta en el edificio", anota González Vílchez que, junto a su hija Concepción González-García de Velasco, publicó dos artículos sobre la cimentación de la sede de la Universidad de Sevilla en la revista Informe de la construcción del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Este sistema también explica la resistencia del edificio ante diferentes episodios sísmicos, como el terremoto de Lisboa de 1755, que afectó a gran parte de Andalucía Occidental y que no produjo daños conocidos en el edifico, todavía en construcción en aquella época. Por otro lado, las excavaciones llevadas a cabo a más de seis metros de profundidad para la cimentación de la fábrica aclaran la inexistencia de restos arqueológicos bajo el edificio, ya que la excavación llegó hasta el nivel freático.

 Además de estas galerías subterráneas, a partir de 2011 también se procedió a reformar los antiguos despachos de la Facultad de Derecho, a construir aseos, la instalación de ascensores y de estructuras para suministros. Durante la visita, González Vílchez señala cómo se han mantenido las vigas de madera originales del techo, así como las contraventanas. Tanto las puertas como las ventanas son de nueva fabricación, pero inspiradas en una original que se encontraba en buen estado. Lo mismo ocurre con el suelo, con olambrillas pintadas a mano según los originales.

Esta zona dispone de cuatro metros de altura, aunque desde el exterior sólo se aprecian tres, la entreplanta alta queda oculta. "Antiguamente eran dos viviendas, pero se derribó el muro que las separaba. Además, la primera planta estaba muy fragmentada, con pasillos excéntricos, patios residuales e inaccesibles y con problemas de seguridad".

Para el antiguo arquitecto de la Universidad, uno de los mayores logros ha sido otorgarle "notabilidad" al patio superior, en la azotea, hasta el momento "abandonado". Desde este patio se puede ver un pináculo con cabezas de leones diseñados por Cayetano de Acosta.

A los despachos instalados antiguamente en esta zona sólo se podía acceder a través de unas escaleras internas en estas habitaciones que comunicaban con los despachos de otros profesores en la planta inferior y que dejaban en entredicho las medidas de seguridad en caso de incendio o evacuación.

Está previsto que estas antiguas viviendas sean ocupadas por los despachos de 90 profesores de la Facultad de Filología cuando se produzca el traslado, anunciado por la Universidad para 2013. La falta de dinero para su equipamiento y las trabas administrativas están retrasando esta actuación para la que, según confirman desde la Universidad de Sevilla, no hay fecha aún. Mientras, el espacio permanece vacío, cerrado con llave, con ascensores sin uso y el polvo invadiendo el suelo.

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