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Los retablos perdidos de Sevilla

  • Valdivieso y M. del Valle recrean cómo eran los retablos que desaparecieron o fueron expoliados a lo largo de la historia

"Hacer historia del Arte en Sevilla es, muchas veces, llorar". Enrique Valdivieso recupera en un libro escrito al alimón con Gonzalo Martínez del Valle un centenar de retablos de la ciudad que, por diferentes desastres históricos, han ido desapareciendo, dejando sólo el rastro de las descripciones de los viajeros y eruditos, los contratos con los autores o los dibujos de sus diseños, en el mejor de los casos. También retablos que aún se conservan en la actualidad, pero cuyas pinturas fueron arrancadas sin contemplación para decorar los salones y los museos de Europa y EEUU. Son las víctimas artísticas de algunos de los acontecimientos más turbulentos de la historia de España, como la invasión napoleónica, la desamortización de Mendizábal, la Revolución de 1868 (alias La Gloriosa) o la Guerra Civil.

"En Sevilla presumimos del enorme patrimonio histórico que tenemos, pero lo cierto es que ha desparecido un 50%", asegura el catedrático de Historia del Arte, quien en los últimos tiempos ha dedicado una parte de su fecunda carrera a reivindicar la memoria histórica del expolio artístico que ha sufrido Sevilla, "bien por parte de soldados de Napoleón o bien por funcionarios corruptos que vendieron clandestinamente las obras de los conventos e iglesias desamortizadas", indica. Valdivieso anima a Sevilla a hacer lo "mismo que los griegos con su reivindicación del Partenón. Habría que pedir el regreso de todas las obras que fueron sustraídas ilegalmente, aunque sea una quimera imposible de cumplir".

La culpa de estas desapariciones no sólo fue de las tropas del Mariscal Soult, de funcionarios sin escrúpulos o de los revolucionarios de 1869 ó 1936. También el enemigo estaba en casa. El historiador del arte recuerda cómo, durante el siglo XIX, muchos retablos tuvieron el poco honroso destino de servir de leña para las chimeneas de sacristanes desaprensivos. "En esa época se consideraba que sólo la pintura tenía interés y los retablos se despreciaban sin ningún tipo de contemplaciones y sin tener en cuenta que, en muchos casos, son el alma de la pintura", afirma uno de los mejores conocedores del arte de los siglos de oro. "Las pinturas se realizaban con unos criterios de luz, composición y color determinados por el sitio donde iban a ser ubicados", señala.

Dos tipos de retablos se recrean en este libro. A los del primer grupo, que son los que han llegado a la actualidad pero sin sus pinturas originales y que suponen un 30%, se les colocan, gracias a las maravillas de la informática, las obras arrancadas por el expolio, de manera que el lector comprende cómo fueron concebidos por sus autores. En el segundo grupo (70%) se reconstruyen los retablos que se han perdido para siempre, disponiendo en ellos también las pinturas que albergaron en los tiempos pasados.

El libro Recuperación visual del patrimonio perdido. Conjuntos desaparecidos de la pintura sevillana de los siglos de oro, con el que el Secretariado de Publicaciones vuelve a demostrar el buen momento que atraviesa desde que lo dirige Antonio Caballos, no sólo reconstruye retablos, sino que también dedica algunas de sus páginas a sacristías, refrectorios, salones de cabildos o claustros. Por ejemplo, Valdivieso destaca muy especialmente la reconstrucción de la sacristía del Monasterio de Santa María de las Cuevas, la cartuja que hoy acoge el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) y que en su día "fue uno de los habitáculos más hermosos del barroco sevillano". El lector del libro podrá ver la ubicación y en contexto en los que se encontraban tres cuadros fundamentales de Francisco de Zurbarán: La Virgen de los cartujos, San Hugo en el refrectorio y Lavisita de San Bruno al papa Urbano II, piezas que hoy son algunas de las principales atracciones del Museo de Bellas Artes de Sevilla. En el libro se ve cómo estas pinturas, junto a las cajoneras de sacristía barroca, formaban un conjunto excepcional y hace reflexionar si el lugar actual de las obras es el más adecuado. En este bloque de recreaciones también son muy interesantes las de la ubicación de la Apoteósis de San Hermenegildo de Herrera el Viejo en la iglesia del colegio de San Hermenegildo, o la disposición de las pinturas que realizó Valdés Leal para el patio de la casa profesa de la Compañía de Jesús en Sevilla (hoy facultad de Bellas Artes tras uno de los ataques más feroces al patrimonio sevillano).

El libro se presentará el próximo lunes, a las 20:00, en el salón del Almirante del Real Alcázar y contará con la intervención del propio Enrique Valdivieso, del director del Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, Antonio Caballos y del responsable de la edición de la obra, Fernando Olmedo Granados.

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