Sevilla

Los roscos esperan a los Reyes

  • Fue el primer multicines de la ciudad, escenario de riadas y tanque de tormentas · Con el beneplácito de Hércules, la Alameda se prepara para recibir a los Magos

La Alameda es un territorio ecuménico donde desembocan Trajano y Amor de Dios. Hércules, el único semidiós que tiene un equipo de fútbol con su nombre, es el patrono de estos dominios ordenados en su día por el conde de Barajas. Estampa de riadas y tanque de tormentas. Epicentro del primer multicines de la ciudad, plató de películas, se prepara para su gran superproducción: el regreso de los Reyes Magos.

Sus Majestades de Oriente le tomarán el pulso a la nueva Alameda, tan vieja, donde resisten mejor los emperadores romanos que los reyes cristianos. El quiosco Carlos V permanece cerrado junto a las pérgolas que crecen a la vera del Fun Club y la escuela de tonadilleras de Adelita Domingo. Otra lección de ecumenismo. El bar Reina Sofía echó el cierre y se convirtió en el restaurante Al Solito Posto, el local elegido por el alcalde de la ciudad para su cena de Navidad con los gacetilleros. Ya no está ni el Rey de los Caramelos, que en la esquina de Juan de Oviedo acoge al bar Corral de Esquivel. La única secuela monárquica son esas Meninas velazqueñas adaptadas al libre albedrío de Manolo Valdés.

La Cabalgata de los Reyes Magos desde el mostrador de República. Será un contrapunto curioso. Se les ve acercarse al portal de Belén en el Nacimiento que ocupa casi todo el escaparate de la Farmacia Alameda, entre Casa Paco, el rey Midas de las tagarninas de San Roque, y Casa Juan, el domicilio del escritor Juan Eslava Galán que ahora practica el barbecho literario, medio año en Sevilla, otro medio en Barcelona, Juan Eslava jugando a Juan Marsé.

El belén de la Farmacia Alameda, realizado por Vicente Peña, obtuvo el tercer premio en el concurso de belenes de escaparate. Los Reyes atraviesan la herrería, la botica y la tahona. Semiótica y repostería se unen en el Obrador Osuna. Como todos los años, Enrique y José Manuel del Río, padre e hijo, ya tienen en sus mostradores los roscos de Reyes. Vitualla para Melchor, Gaspar y Baltasar, que rechazarán por razones de obviedad. El rosco de Reyes es la quintaesencia de la caducidad. "Empezamos a hacerlos el 3 de enero y los terminamos el día 5", dice José Manuel. "Igual que las torrijas las hacemos sólo en cuaresma y los huesos de santo sólo en noviembre". Les gusta respetar la música de las estaciones. Miman una tradición de Epifanía "aunque estamos en una ciudad laica, según el Ayuntamiento. Nos pueden pedir los roscos de solsticio".

Los Magos de Oriente pasarán junto a la Comisaría, en un terreno que hace una década fue apeadero de carrozas. Entonces no pasaban por la Alameda. Salían de ella. "No nos podemos quedar, porque el día 5 tenemos entrada para visitar la Alhambra". Fernando Martínez, 34 años, y Katrijn, 30, belga de Amberes, vinieron a pasar la Nochevieja a Sevilla. Ayer les cogió la lluvia en la Alameda y encontraron un insólito paraguas en la cabeza gigante de Manolo Valdés. Katrijn era la profesora de Inglés de Fernando, que ahora es su novio y su alumno de Holandés.

"En Bélgica, la tradición de los juguetes es el 6 de diciembre. Celebramos el día de San Nicolás, que viene con su ayudante, Zwarte Piet (Pedro el Negro). La tradición dice que vienen de España en un barco de vapor cargado de regalos. El Negro va en su caballo blanco por los tejados de las casas y entra con los juguetes por las chimeneas. También deja naranjas y mondarinas".

Hay vecinos de Calatrava que han empezado a engalanar sus balcones. Las paredes, que callan por pudor, se saben cantes de Pepe Pinto y Pastora Pavón, cuya estatua, como la Pila del Pato, se evaporó de la glorieta de la Norte para ser sustituida por el control de las bicicletas municipales. Sevilla se ha convertido en una sucursal de Amberes, que está llena de flamencos que no saben lo que es una toná y creen que la Niña de los Peines es una peluquera.

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