La Expo 92, entendida como una oportunidad para la modernización y relanzamiento de Sevilla, y como un ejemplo de lo que se es capaz de hacer cuando se aúnan voluntades, esfuerzos, talentos y motivación extra, protagoniza el documental que Diario de Sevilla les ofrece hoy con su ejemplar del periódico. Al precio de 3,95 euros, recibe un audiovisual que, de inmediato, pasará a formar parte de su álbum de recuerdos y vivencias.

Este DVD está pensado para los sevillanos que hicieron la Expo y para los sevillanos que la vivieron. De ahí que el subtítulo sea Un éxito colectivo y un orgullo para Sevilla. En el primer grupo, se calcula que hay unas 30.000 personas, sin contar las que intervinieron en la construcción de infraestructuras esenciales fuera de la isla. Del segundo forman parte el resto de sevillanos, pues 350.000 lograron tener un pase de temporada para disfrutar durante seis meses de tan enorme oferta lúdica y cultural, y otros 500.000 de la capital y del área metropolitana acudieron en varias ocasiones, atraídos por esa ciudad efímera abierta 18 horas al día donde era imposible aburrirse.

El documental, mediante los testimonios de sevillanos de diversas profesiones que vivieron intensamente el frenesí de aquel periodo, pretende también contagiar de optimismo a la audiencia, demostrando las capacidades y logros de los sevillanos sí tienen una meta común. En su primera parte, ofrece espectaculares imágenes aéreas, y detalles sobre el terreno, de lo que era la isla de la Cartuja cinco años antes, y de lo que fue el movimiento de tierras, la construcción de puentes, etcétera. Causa asombro, minutos después, comprobar en pantalla lo que se puso en pie en muy poco tiempo tanto en las 215 hectáreas del recinto de la Expo, como en su entorno, con la dársena del río por un lado, y el cauce vivo por otro.

La mayor parte del minutado del DVD es para las imágenes y sonidos de la Expo en funcionamiento. Con panorámicas desde las alturas y desde las calles. Con la Expo vista desde el telecabina o bajo las pérgolas con su microclima. Con el ambiente nocturno del Kangaroo o con las colas hacia el pabellón de Fujitsu para ver la película en 3D. Con el cantante africano Youssou N'Dour en la noche de apertura o con Rocío Jurado en Azabache. Y sobre todo, con unos protagonistas: los sevillanos que hicieron suya la cita con el pasado, con el presente y con el futuro.