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Sevillanos sin fronteras

Un tripulante en medio del desierto

  • Con tan sólo 23 años, este joven de Alcalá de Guadaíra ha visitado ya más de 50 países gracias a su trabajo como tripulante de cabina en la compañía aérea de los Emiratos Árabes Unidos. Lleva dos años viviendo en Dubai y pasa la mitad del mes en el aire.

Tiene 23 años, ha pisado ya más de cincuenta países y ha estado en los cinco continentes. Abraham Araújo Hidalgo es un joven de Alcalá de Guadaíra que trabaja como tripulante de cabina en las líneas aéreas de los Emiratos Árabes Unidos. Hace ahora dos años que se fue a Dubai, donde reside cuando no está en el aire.

"Mi vida aquí es un poco descontrolada. Por mi trabajo paso casi la mitad del mes viajando, pero cuando estoy en casa es muy entretenida. No hay dos días iguales. Es de todo menos rutina. Los días libres los paso entre amigos, que aquí son como familia, en la playa, de camping en el desierto o esquiando en la pista de esquí artificial". Abraham confiesa que encontró su trabajo "de pura casualidad", aunque no se lo pensó demasiado para irse tan lejos.

Estaba terminando su último año de universidad en Sevilla y se presentó a unas pruebas de selección de la compañía aérea de los Emiratos Árabes. "No tenía nada que ver con mi titulación, pero creí que sería una buena oportunidad para ver cómo era una entrevista de trabajo real". Dice que ni siquiera tenía interés en pasar las pruebas, a la que se presentaron 200 personas y en las que escogieron sólo a cinco. "A la semana recibí un paquete con un billete de ida a Dubai".

En estos dos años puede decir que ha vivido intensamente, que ha viajado tanto o más que otros en toda su vida y que eso no le va del todo mal porque viajar es uno de sus aficiones favoritas. "Lo malo de estar en tres o cuatro países distintos cada semana es que hay que ser muy estricto y disciplinado para llevar una vida sana".

Define Dubai como una "caótica ciudad aún en construcción, que dentro de unos cinco años será como sacada de un libro de ciencia ficción". Cuenta que nadie es de allí y que el 80% de los ciudadanos está de paso. De hecho, existen personas de más de 90 nacionalidades distintas viviendo en la capital de los Emiratos. "Es perfecta para visitar un fin de semana, pero no para crear una familia".

De Sevilla echa de menos la calidad de vida. Dice que después de visitar tantos países se ha dado cuenta de que la forma de vida andaluza es envidiable. "Tenemos buen tiempo, buena comida y buenas costumbres. Lo que más echo de menos es poder salir a dar una vuelta por la calle y sentarme a tomar algo en una terraza. En Dubai tienes que coger el coche y conducir durante 20 minutos para ir a comprar una barra de pan".

Quizás por esa mezcla de culturas que existe en la ciudad en la que vive no extraña demasiado la comida. Es fácil encontrar todo tipo de platos. "La comida árabe es muy buena, muy similar en algunos aspectos a la andaluza. Un plato muy típico es el hummus, que es una especie de puré de garbanzos, con aceite de oliva, limón y ajo que sirve de entrante y suele acompañar a todas las comidas". La asignatura pendiente es el cerdo, algo casi imposible de encontrar en la capital de un estado de referencia para los musulmanes. "Es el alimento prohibido para ellos. Aunque hay sitios donde se puede adquirir, es caro y no de muy buena calidad. Se echa mucho menos una tapita de jamón".

La historia de Abraham es en sí un ejemplo de universalidad, ya que su novia, a la que conoció en la Facultad, vive en Londres y fue ella quien le puso en contacto con este periódico. Sin embargo, la vida en Dubai es para él algo transitorio. En Sevilla era un estudiante que vivía con sus padres y allí es un trabajador que comparte piso con otro sevillano y que tiene más tiempo libre porque ya no tiene que hacer exámenes. "Antes de establecerme en Sevilla, me gustaría vivir un par de años más en algún otro país". Mientras tanto, intenta no perderse los partidos del Sevilla ni la cofradía del Rosario de Alcalá de Guadaíra, que sale de su colegio.

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