De gesto amable y sonrisa en la boca. Sentada sobre el alféizar de la Iglesia de San Antonio Abad, bajo el azulejo de Jesús Nazareno, Felisa Domínguez Lázaro, la abuela de la calle El Silencio, pasaba todas la mañanas pidiendo limosna para su nieto. Lo hacía de forma discreta. Sin cartel ni grito. Sólo con la mirada cómplice y unas palabras de cariño a todos los que se acercaban. Querida y conocida por los residentes, comerciantes, trabajadores y transeúntes de la zona, quienes han querido tener un gesto hacia esta anciana que falleció el sábado 11 de febrero. A causa de su óbito, los vecinos de la Plaza del Museo y Alfonso XII celebrarán una misa por su alma que se celebrará hoy, a las 20:00, en la Iglesia de San Antonio Abad.

Desde que se supo de su muerte, se han acumulado flores y velas en el alféizar donde se sentaba todas las mañanas. Tampoco faltan diversos mensajes de cariño, en los que todos la llaman la abuela, el apodo por la que era conocida en el barrio.

Poco se sabe de la vida de Felisa Domínguez, una anciana que pasó sus últimos años sufriendo la escasez de recursos económicos. En el recuerdo de todos queda su mirada de complicidad y sus palabras de cariño, una actitud que le sirvió para recibir la ayuda de toda la calle El Silencio, su gran familia.