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La verdadera Ciudad Condal habla francés

  • Cumpleaños. Ciudad entre barrios, barrio que hace ciudad, Rochelambert está entre el Cerro del Águila y Amate, que dan nombre al distrito, y Juan XXIII. Coibesa empezó a construirla en 1968. Urbis fue la promotora. Con cine y piscina

Uno de los catorce bloques característicos de la barriada de Rochelambert, en la calle Puerto del Escudo.

Uno de los catorce bloques característicos de la barriada de Rochelambert, en la calle Puerto del Escudo. / reportaje gráfico: víctor rodríguez

Josefa Almagro cumplió ayer 73 años. Cuando tenía 22, en 1967, hizo en su casa el chocolate que se tomaron los niños que hicieron la comunión ese año y que aparecen en una de las fotografías del amplio álbum del Colegio Pontífice Pablo VI, límite geográfico donde termina Rochelambert y empieza el Cerro del Águila. Dos años antes de aquella comunión iniciática, Josefa se casó, 24 de agosto de 1965, con Antonio Domínguez Mellado. Los dos medio siglo al pie del cañón, él al frente del colegio, ella de la empresa. "Para que funcione bien, uno tiene que hacer el papel de bueno, que era mi marido, y otro el de malo, que era yo". De la dirección se encarga ahora el hijo de ambos, José Carlos, que ha estado el fin de semana con algunos alumnos esquiando en Sierra Nevada.

Medio siglo del colegio y del propio barrio que en 1968 se empezó a poner en pie. Coibesa (Constructora Inmobiliaria Bética S.A.) fue la constructora y Urbis la promotora. Debe su nombre a los condes de Rochelambert, aristócratas procedentes del Alto Loira cuyos descendientes consiguieron acomodo en el callejero: Óscar Carvallo tiene una calle en Eduardo Dato, Lionel Carvallo cerca de la Gran Plaza y la calle Juan Carvallo es la arteria principal de Rochelambert, aunque la inmensa mayoría de las calles son nombres de puertos de esos que aparecen en el mapa del tiempo cuando las inclemencias obligan a cerrarlos.

El barrio de periodistas sevillanos que han escrito sobre Silvio y el pintor Murillo

Es complicado escribir de Rochelambert porque en este barrio tan singular con dos estaciones de Metro -Amate y La Plata- crecieron un buen ramillete de periodistas. El cronista ha viajado un día a sus entrañas, los compañeros echaron allí los dientes, alimentaron sus ilusiones, despertaron sus primeras inquietudes.

María José Andrade y Javier Mérida eran vecinos del número 7 de la calle Puerto de Oncala. "En el cine Rochelambert, que ahora es un MAS", cuenta María José Andrade, "antes de cada película ponían siempre un tráiler del barrio y sacaban el piso de Javier". Lo primero que construyó Coibesa, en 1968, fue el local donde estaba el piso piloto, ahora completamente vacío en la calle Puerto del Escudo esquina con Los Gavilanes y que tiene justo enfrente una inmobiliaria.

El matrimonio formado por Antonio Mérida y Mercedes Cidoncha llegó desde el Juncal con dos niños pequeños. El tercero nacería en el barrio. Tres hermanos de la madre trabajaban de aparejadores en Urbis y eso facilitó mucho las cosas. Esa etapa acabó cuando al cabeza de familia lo promocionó Galerías Preciados con destinos en Valencia, Granada y Albacete para volver a Sevilla como director. "En nuestro bloque", recuerda Andrade, "había dos médicos, dos maestros, un futuro director de Galerías Preciados, un agente de la propiedad y mi padre, que era publicista".

El cine ahora convertido en supermercado acogió películas del primer Festival de cine de Sevilla, el que acogió a Silvia Krystel, Helmut Berger y Otto Preminger. En la misma calle Puerto de Piqueras están la peña sevillista Marcelo Campanal y la peña bética Joaquín Parra, que se inauguró la temporada 82-83, la del Pichichi de Hipólito Rincón. En un patio donde ahora hay una peluquería, un bar y una colchonería estaba el recreo de la guardería a la que fueron los hijos de Antonio y de Mercedes.

Barrio moderno con iglesia, piscina, cine e instalaciones deportivas. La piscina fue la segunda pública de la ciudad con Piscinas Sevilla. Un numeroso grupo de vecinas hacen zumba en las modernas instalaciones deportivas anexas a la piscina antigua, donde se ganó terreno para una pista de pádel y en tiempos se cerró la piscina de saltos, dicen que por un accidente mortal.

En su sexto disco, El Arrebato incluye la canción Una novia de Rochelambert. El autor del himno del Sevilla se crió en este barrio, donde se moldearon los sentidos de dos periodistas unidos a las vidas del rockero Silvio y del pintor Murillo. Alfredo Valenzuela escribió la biografía del primero, Eva Díaz Pérez es autora de una novela sobre el pintor que está en todas las zonas de la ruta para honrar su legado.

Vecinos en un bar equidistante de las estaciones de Metro Amate y La Plata. Vecinos en un bar equidistante de las estaciones de Metro Amate y La Plata.

Vecinos en un bar equidistante de las estaciones de Metro Amate y La Plata.

Al padre de Alfredo Valenzuela, un profesor de Matemáticas que había estudiado primero de Exactas en Madrid, le hacía mucha ilusión la promesa de Coibesa de que a la puerta de su casa iban a poner una boca de Metro. La primera medida de Manuel del Valle cuando llegó a la Alcaldía fue cerrar todas las bocas que se abrieron en el mandato de Luis Uruñuela. "Nada más llegar, mi primera salida del barrio", recuerda Alfredo, "fue ir hasta el instituto Martínez Montañés, me llevó mi primo, había que salir y se pasaba junto a un edificio, el Olimpia, donde llegó a vivir Paco Buyo". Recuerda que ninguno de los pisos tenía armario empotrado. En ese tránsito de estéticas, de El Arrebato se pasó a Silvio. Valenzuela vivía en la calle Puerto de Envalira, entre la oficina de Correos y el colegio Pontífice Pablo VI en el que estudió su colega Eva Díaz Pérez.

Los primeros cielos de la ciudad de Murillo que vieron los ojos de Eva fueron los del parque de los Príncipes. "Con cuatro o cinco años llegamos a Rochelambert desde la calle Niebla. A mí no me gustaba mucho. Soy tan antigua, ya apuntaba maneras, que me parecía demasiado moderno". Su madre, Manoli, "ahora se hace llamar Manuela", intentaba mitigar esa extrañeza. "Yo iba al colegio Pontífice Pablo VI, del que guardo unos recuerdos espléndidos. Un profesor nos hizo leer los Cuentos de la Alhambra y en segundo de EGB leímos el Quijote y eso no me creó ningún trauma". Todos los lunes, a la salida del colegio, su madre recogía a Eva y a su hermana Sandra y las llevaba a ver a San Pancracio. "Y los viernes, con otras amigas, al Gran Poder, que yo aprovechaba para asomarme a los patios de las casas antiguas". Una premonición, porque la periodista y escritora ahora vive en el barrio de San Lorenzo. Eva Díaz Pérez vivió en la calle Puerto de las Palomas, "que está cerca de la sierra de Grazalema. No estaría mal como lugar para retirarse a escribir". Valenzuela dice que también vivió en el barrio Esther Menacho, periodista de Canal Sur radio que colaboró con Jesús Vigorra cuando hacía el programa El Público.

El barrio que celebra sus bodas de oro de su construcción tiene catorce torres de quince plantas y una serie de bloques de menos alturas, sin ascensor, pero con el mismo material. El que se utilizó también para el colegio Pontífice Pablo VI y para la parroquia San Luis y San Fernando, reyes y primos, el primero rey de la Francia para darle coherencia a la historia. El castillo de Rochelambert está en la ruta francesa del camino de Santiago hasta Roncesvalles, donde la canción de Roldán.

Todos los años pares, el colegio Pontífice Pablo VI organiza el camino de Santiago, que coincide con la semana anterior a la Feria. Josefa Almagro, la empresaria, se encarga de organizar los bocadillos con Lola, su nuera. Tienen más de mil alumnos y un lugar especial para agradecer la desinteresada colaboración de cuatro personas: los salesianos Antonio Hidalgo y Miguel Ángel Rumbao, el abogado Manuel Granero y un padre de familia, Gabriel Ramírez. Una historia que empezó en la Carretera de Su Eminencia, siguió en la barriada Juan XXIII y llegó a sus bodas de oro en Rochelambert. Le pusieron el nombre a raíz de una visita al Vaticano en la que los bendijo el Papa Montini, "la bendición la tengo en mi casa". El edificio actual lo abrió el 12 de diciembre de 1980 el cardenal Bueno Monreal. En las bodas de plata y de oro contaron con Carlos Amigo Vallejo.

Tenemos todo el Fútbol. Tenemos comida para llevar. Todo eso y más tienen en el bar El Pilar, uno de los más espaciosos del barrio. La lista de tapas la encabeza la Carrillada al Oloroso. Junto a la estación de Metro Amate, una tienda de tatuajes que regenta José de Castro. "El último que han encargado es el de unas coordenadas de Cádiz", dice uno de los empleados. En el escaparate, modelos de tatuaje con el Coliseo de Roma o el bigote de Dalí.

Rochelambert pertenece al distrito Cerro-Amate. Los dos tapones. Uno le usurpa la titularidad de la estación de Metro, otro lo rodea como un dogal. El colegio Pablo VI ejerce la vecindad con la barriada Juan XXIII, casas unifamiliares sin alturas. Dos Papas que se tomaron el relevo en 1963, con la muerte de Roncalli, cinco años antes de que empezara a ser una realidad este barrio de credenciales muy próximas a Montpensier y Forestier. Si Valenzuela lo recuerda por la ausencia de armarios empotrados, María José Andrade presume de haber vivido en el primer barrio "que se diseñó con gas ciudad". Aún recuerda la farmacia de doña Carmen, una de las dos de la calle Puerto del Escudo. Un barrio bien comunicado por los servicios de Tussam. El 24 sale de Ponce de León, el 25 del Prado de San Sebastián. El 52 coge en la esquina de Los Gavilanes con Las Leandras dirección Palmete.

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