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Resignación y desquite

  • El vestuario lamenta el resultado y afronta con ganas de revancha la visita del martes a Moscú

  • "Hay que cambiar ya la mentalidad", avisa Lenglet

Sergio Rico intenta cortar un avance de Aduriz seguido por Kjaer.

Sergio Rico intenta cortar un avance de Aduriz seguido por Kjaer. / fotos: miguel toña / efe

La resignación reinaba en el vestuario sevillista en el regreso de Bilbao, una sensación mezclada con la ilusión que genera un partido Champions. En Moscú tiene el Sevilla la ocasión de enterrar este disgusto que aún ayer estaba vivo en la mente de los nervionenses.

"Ha sido un partido duro, con muchas faltas y muchos parones. En la primera parte hemos controlado y dominado y finalmente nos hemos encontrado con ese gol antes del descanso. En la segunda parte ha sido más difícil porque todo ha sido más lento", explicaba Lenglet, que argumentó que tras el gol "nos costó mucho más sacar la pelota, nos desequilibramos en nuestra forma de jugar y ellos salieron beneficiados en su juego".

El francés ya apuntaba el nuevo reto que tiene el equipo: "Ahora tenemos un partido ya muy rápido y tenemos que cambiar ya la mentalidad y ponernos a pensar en Moscú".

En la misma línea se manifestó Sergio Rico, sin olvidar que el Sevilla pierde a dos jugadores importantes como Kjaer y N'Zonzi. "Las lesiones forman parte del juego, tenemos que tener la cabeza alta y cualquiera que salga por los que no pueden estar lo hará igual de bien", precisó el portero, lamentando la suerte corrida en San Mamés: "Nos queda un mal sabor de boca porque no han tenido muchas ocasiones y han encontrado un gol al borde del descanso que les ha sido suficiente".

Uno de los destacados en la primera mitad con una ocasión para marcar, el francés Carole, también expresaba su resignación. "Es un resultado malo para nosotros porque hemos jugado bien pero nos llevamos una derrota. Hicimos una primera parte muy buena pero, si no podemos marcar y luego te hacen uno… Se hace difícil", subrayó antes de destacar que se vio "bien en el equipo", si bien avisó que aún puede hacerlo mejor.

Por último, el argentino Correa habló de "mal sabor de boca" después de llegar con mucha ilusión a un gran estadio como San Mamés: "Nos vamos disgustados, ha sido un primer tiempo con mucho ritmo y con ocasiones y nos vamos con la amargura de no poder llevarnos los tres puntos que vinimos a buscar. O al menos un empate, que creo que merecimos".

El joven extremo reconoció que las cosas no salieron como esperaban. "No nos hemos podido enganchar de nuevo en la segunda parte. Nos han empezado a salir mal las cosas, nos hemos frustrado y hemos ido a peor. Es un momento desafortunado, pero no hay tiempo para lamentos porque ahora ya tenemos un partido muy difícil en Champions el martes. El equipo está concentrado y metido, pero el infortunio de no ser capaces de transformar les permite a ellos encontrar su gol y cambiar la dinámica".

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