Laliga Santander

Una Liga de las 38 es desperdiciada

  • El Sevilla no pasa del empate en su debut contra el Espanyol presa de un equipo muy desequilibrado

  • Berizzo tal vez se excedió con la rotación

Muriel se lamenta tras malograr una ocasión de gol.

Muriel se lamenta tras malograr una ocasión de gol. / Antonio Pizarro

Primera oportunidad perdida por el Sevilla en las 38 Ligas a las que hizo alusión Eduardo Berizzo en su interesante discurso de la previa. Hasta ahí, hasta no ganar y limitarse a la igualada en su primera comparecencia casera, tampoco es cuestión de hacer un drama, entre otras cosas porque el Espanyol también tiene su potencial deportivo; el problema, sin embargo, es el camino elegido por el entrenador argentino para afrontar este estreno liguero ante los suyos, pues tal vez se excediera con la rotación con vistas a la eliminatoria de la Liga de Campeones contra el Basaksehir y debilitó en exceso al bloque con los once elegidos inicialmente. Demasiados peones con visión ofensiva, sin duda.

Berizzo tal vez apostara por un equipo bonito para el espectador, por unos futbolistas a los que teóricamente cabe asignársele el cartelito de jugones, pero este juego no consiste sólo en atacar, también requiere de unos fundamentos defensivos, incluso cuando no se forma parte de los teóricamente zagueros. Pues bien, el entrenador sevillista decidió plantear una alineación con nueve hombres de refresco respecto a la cita de tres días antes en Turquía. Eso, incluso, puede entrar dentro de una lógica, pero no lo es tanto que sólo cuatro hombres, de los 11 y uno de ellos no del todo, tuvieran una visión intrínseca de mirar hacia atrás antes que atacar. Se trata, por supuesto, de David Soria, que apenas duró cinco minutos por su lesión en un dedo, los centrales Kjaer y Lenglet, y digamos que N'Zonzi, aunque éste admite el cartel de defensivo de la misma manera que también puede colocársele el de ofensivo.

El resto de los escogidos por Berizzo para afrontar esta cita contra el Espanyol puede ser considerado eminentemente atacantes, incluidos los dos laterales, Corchia y por supuesto Sarabia. Pero no sólo ellos, tanto Borja Lasso como Ganso son centrocampistas que no suelen apoyar en las tareas más sucias del juego. Sí se le puede conceder a Jesús Navas que ayude hacia atrás, en absoluto a Nolito y, para acabar este repaso, es evidente que en el caso de Muriel tampoco es un delantero que se convierta en el primer defensa del equipo.

El resultado fue un Sevilla desequilibrado en exceso, un grupo de futbolistas que no era capaz de traducir sobre el campo la teórica superioridad de una plantilla sobre otra. Fue todo lo contrario, ya que las pérdidas que se producían, que eran bastantes, se convirtieron en claras ocasiones del Espanyol en el arranque. Penalizaban, como advirtió Berizzo en esa rueda de prensa a la que antes se aludía, pero era así por la sencilla razón de que los elegidos por él se veían ahogados en muchas ocasiones por un rival bastante mejor colocado sobre el tablero que es un campo de fútbol. La primera advertencia ya la tuvo Leo Baptistao en la acción en la que se lesionó David Soria después de realizar un doble paradón increíble.

Tras ese primer aviso, sería Gerard quien le ganó la espalda a la defensa por el centro y se plantó en solitario delante de Sergio Rico. Por medio hubo una buena ocasión de Nolito, que se topó con Pau López, pero otra vez antes del ecuador del primer periodo el guardameta sevillista se tenía que lucir delante de Leo Baptistao en otra ocasión diáfana de marcar. El Sevilla sufría mucho más de lo previsto, entre otras cosas porque Ganso y Borja Lasso mezclan sólo regular por las similitudes de su juego. Los dos son futbolistas de clase pero de escaso recorrido y era evidente, pese a los esfuerzos del canterano por apoyar atrás, que en este caso dos eran multitud. Haber colocado sólo a uno de ellos hubiera sido una decisión mucho más acertada, tal y como se comprobó con la salida de Banega tras el intermedio.

Pero, pese a todo ello, el Sevilla cuenta con muchos elementos de calidad en su plantilla y pudo adelantarse en el marcador en una acción a balón parado cuando había mejorado de manera considerable en su juego, más por las individualidades que por el posicionamiento. Un córner sacado por Nolito, mal despeje de Pau López y un toque de Lenglet que jamás quedó claro en las repeticiones si entra del todo, aunque pareció que sí a falta del famoso ojo de halcón.

El Sevilla tuvo en esos momentos el mando y hasta Muriel rozó en dos ocasiones el gol, particularmente en una de ellas. Pero no fue así y Leo Baptistao halló petróleo en un error flagrante de N'Zonzi. El francés se precipitó al entregarle una falta en corto al rival, cierto, pero fue en el medio del campo y ahí quedó en evidencia, una vez más, que la situación de los zagueros no era la mejor, ya que la lógica dictamina que el delantero espanyolista debió ser interrumpido por alguna pierna con tanto camino por recorrer. Pero no fue así, incluso apenas tuvo oposición para llegar hasta Sergio Rico y batirlo.

Tras el intermedio, ya con Banega sobre el césped por Borja Lasso, aunque igual pudo hacerlo por Ganso, el Sevilla subió varios puntos en su producción de fútbol. Aunque Banega también es un peón ofensivo y el equilibrio no era el perfecto, los blancos sí tuvieron más el balón y por ahí fueron acorralando a un adversario que comenzó a sufrir muchísimo por la banda en la que percutían una y otra vez Jesús Navas y Corchia.

En esa fase debió subir el 2-1 al marcador, sobre todo en un remate a bocajarro de Muriel que se estrelló en el poste con Pau López mirando ya el balón en su trayectoria hacia dentro. El colombiano tuvo la tercera clara con su pierna izquierda y ahí llegó el momento del parón para la hidratación de los futbolistas. Entre eso y que poco después sería expulsado Banega de manera un tanto absurda ahí se acabó todo para un Sevilla que ya pensaba más en guardar el punto que en arriesgar para buscar los tres. Mejor así, aunque la primera Liga de las 38 de las que hablaba Berizzo no será recordada como la mejor precisamente.

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