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El Wanda Metropolitano, sede de la final de Copa

  • Las RFEF anuncia oficialmente el estadio del Atlético como escenario del duelo, que no se moverá del 21 de abril

  • El reparto de entradas, por decidir

Los jugadores del Sevilla salen al Wanda Metropolitano el pasado septiembre.

Los jugadores del Sevilla salen al Wanda Metropolitano el pasado septiembre. / inma flores

La reunión mantenida ayer en Madrid para determinar la fecha y el escenario de la próxima final de la Copa del Rey no deparó ninguna sorpresa y, como se esperaba, acabó en el acuerdo para que el estadio Wanda Metropolitano, que fue ofrecido por el Atlético, sea la sede de consenso entre los clubes implicados, mientras que el partido no se moverá del 21 de abril como estaba estipulado en el calendario aprobado por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y que coincide con sábado de Feria en Sevilla. La hora del partido, aunque aún no está fijada oficialmente, en principio será las 21:30.

Todo, pese a que hubo peticiones de cambio, principalmente por parte del otro finalista, el Barcelona, que pretendía mover la final de fecha porque está prevista cuatro días más tarde, el 25, la ida de las semifinales de la Champions, eliminatoria en la que el conjunto azulgrana espera estar presente.

José Castro representó al Sevilla en la reunión celebrada en la sede de la RFEF en Madrid, en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, junto a Juan Luis Larrea, como presidente del ente futbolístico nacional, y Javier Bordás y Guillermo Amor como representantes del Barcelona, el primero como directivo adscrito al área deportiva y el segundo en calidad de director de relaciones institucionales, así como el presidente de la Federación de Las Palmas, Antonio Suárez, que coordina las finales de los torneos organizados por la Federación.

El Wanda Metropolitano, con capacidad para 67.829 espectadores, fue el elegido por su mayor aforo y distancia equiparable entre las dos ciudades frente a otras opciones, como Mestalla, la sede propuesta y preferida por el Barcelona con dos motivos de fondo, la mayor comodidad que podía encontrar en Valencia en relación a Madrid tras la actitud oficial tomada por el club en el proceso separatista de Cataluña y la cercanía con la Ciudad Condal, a tres horas.

Finalmente, el Barcelona tuvo que aceptar la decisión de jugar en el Wanda el 21 de abril y desistir de su idea de jugar la final el 9 de mayo, miércoles, algo a lo que también es contraria la Federación, ya que instauró que la final de Copa debe jugarse a ser posible en fin de semana para facilitar el desplazamiento de las aficiones.

Pese a que se ha especulado con el número de entradas asignadas a cada club, este tema aún está pendiente, ya que no se trató en la reunión, aunque es seguro que sobrepasará las 20.000 localidades para cada afición.

"Es el mejor estadio y la mejor fecha. Estoy satisfecho, cuando los clubes se reúnen, miran las opciones posibles y se toma una decisión es bueno. La hemos estudiado, entendemos que es el mejor estadio y la mejor fecha", indicó Castro a la salida de la reunión, declaraciones que adobó con un deseo futbolístico para el duelo entre el Sevilla y el Barcelona: "Una final es una final. Todo puede ocurrir, incluso ante un gran equipo como es el Barcelona".

Por su parte, Guillermo Amor, explicaba con más tibieza de ánimo el acuerdo alcanzado. "Para nosotros todo bien, después de lo que hemos hablado se han barajado varias cosas, algunas difíciles e imposibles, creemos que la fecha era la que teníamos todos en mente, difícil de cambiar, el 21 de abril, el Wanda y todo bien", explicaba. Hay que recordar que hace dos años, también con Sevilla y Barcelona como finalistas, el club nervionense pidió un cambio de fecha porque sólo tres días antes disputaba una final europea en Basilea ante el Liverpool, a lo que Josep María Bartomeu, presidente del Barça, se negó. "Nosotros queríamos cambiar la fecha, pero no era posible por cuestión de calendarios, hay muchísimos partidos y muchas competiciones. Nosotros estamos metidos en todas las competiciones y ojalá sigamos hasta el final", añadía Amor ayer.

De momento, en la reunión se modificaron los partidos de ese fin de semana, la jornada 34, que afectan a los finalistas. Así, el Sevilla-Real Madrid y el Barcelona-Villarreal se disputarán el 9 de mayo, entre las jornadas 36 y 37, lo que podía afectar a equipos que tengan abierta la lucha por sus objetivos. El partido que más conflicto de momento suscita es el Atlético-Betis que debía jugarse el 22 de abril, un día después de la final, en el Wanda, que podría pasar al 9 de mayo. En ese caso, el club colchonero no jugaría antes que el Barça-Villarreal, por lo que no podría meter presión a los culé en la pelea por la Liga. La fecha está en el aire.

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