Vicente Iborra abandonó el Benito Villamarín con una sonrisa de oreja a oreja y sabedor de que su peso específico dentro del equipo ha ganado muchos enteros. El centrocampista valenciano valoró la pasada madrugada el hecho de que el Sevilla se encontrara prácticamente solo en Heliópolis, con aislados aficionados sevillistas en las gradas, lo que no fue óbice para que el equipo de Sampaoli hiciera enmudecer a todo un estadio.

"Nos ponía la idea de ser 11 contra 45.000. Por suerte nos ha ido bien", decía el primer capitán sevillista en el programa El Transistor, de Onda Cero.

El futbolista levantino siempre se ha mostrado muy comprometido con el club por el que fichó hace tres temporadas y media y quizá eso explica que siempre fuera reticente a aceptar ofertas de Inglaterra pese a superar en lo económico en muchos ceros el sueldo que percibe en el Sevilla. "Este club es muy especial. Te atrapa mucho este sentimiento por el Sevilla. Cuando lo pruebas es imposible dejarlo", apuntaba el centrocampista.

Iborra, preguntado por si las aspiraciones de ganar el título de Liga para el Sevilla son reales, prefiere no mojarse demasiado todavía, pero no entierra un sueño que al principio parecía una utopía motivada por una circunstancia pasajera y que cada jornada que pasa deja de ser un poquito más una locura para convertirse en una bonita posibilidad. "En mayo hablaremos. Ahora lo que te puedo decir es que la palabra que nos define es ilusión", recordó exprensando el sentimiento que conmueve al vestuario que comanda un loco romántico como Jorge Sampaoli.

Por último, expresó la gran ilusión que también tiene puesto el equipo en la Champions y la responsabilidad de afrontar con seriedad la vuelta de octavos de final ante el Leicester. En este sentido, lamentó el terremoto generado en el club inglés tras su derrota en Nervión. "Me parece un poco injusta la destitución de Ranieri. Demuestra que el fútbol tiene muy poca memoria", explicó.