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El reto del visitante bipolar

  • El Sevilla de la doble cara sueña con reeditar la gesta de hace 9 años, también en un puente de la Inmaculada, y darse el gustazo de ganar en el Bernabéu

  • Las bajas locales, un acicate

Al estadio Santiago Bernabéu nunca podrá decirse que el Sevilla acuda de igual a igual. Casi lo hizo en alguna ocasión, con una Liga en juego, siendo inquilino del banquillo nervionense Juande Ramos y ganó por última vez con Manolo Jiménez al mando y, curiosamente, en un puente de la Inmaculada, un 3-4 al Madrid de Schuster desde el que toda la cosecha recogida en el Paseo de la Castellana ha sido negra negrísima, con goleadas estrepitosas como un 7-3, un par de 4-1, otro 4-0 y algún 3-0.

Hoy, llegar con los mismos puntos que el Real Madrid (28) a una cita en el Bernabéu no quiere decir gran cosa. Pese a la aparente equidad de puntos, la balanza estará claramente desnivelada a favor de los merengues y para poder decir que el equipo de Ernesto Marcucci tiene alguna opción de ganar en semejante escenario tendrá que hacer las cosas con mucha perfección y contar con que el conjunto de estrellas que entrena Zinedine Zidane no tenga su día.

Porque es que además el Sevilla, pese a lo que dice la tabla de clasificación, no está nada fino, se hunde en muchas fases del partido cuando sale fuera de casa y -se quiera o no- está inmerso en una crisis en el interior de su vestuario con la situación generada entre una de sus estrellas, Steven N'Zonzi, y el cuerpo técnico que también ha salpicado como era de esperar a otros estamentos del club.

La pizarra del Madrid-Sevilla La pizarra del Madrid-Sevilla

La pizarra del Madrid-Sevilla / Departamento de Infografía

No son razones ninguna de ellas para rajarse, evidentemente que no, pero por muy mal que esté el Real Madrid -que lo está- el Sevilla deberá corregir muchos de sus defectos para optar a acercarse a los objetivos futbolísticos que se haya marcado en tan complicada visita. La comparecencia el pasado miércoles ante el Maribor da una muestra más de la fase bipolar por la que pasa el Sevilla, agravada cada vez que sale fuera de casa. Eso sí, si el doctor Jekyll supera a míster Hyde puede suceder lo de Villarreal o lo de los dos partidos ante el Liverpool. Si no, los destrozos a contabilizar ante un rival como el Real Madrid pueden rememorar noches trágicas como las de Moscú o Valencia.

Porque aunque lo de Villarreal esté reciente, a este Sevilla de Berizzo y momentánemente de Marcucci se le afea no haber ofrecido una imagen convincente en alguna plaza de primera. Ésta puede ser una buena ocasión, aunque, como ha quedado dicho, el rendimiento y la concentración deben rozar la perfección. La presión de un Bernabéu descontento puede ser en algún momento del choque un factor a favor de los intereses del Sevilla y las bajas que Zidane tiene en defensa en teoría deben mermar el potencial, siempre enorme, del Real Madrid, que de centro del campo hacia delante lo tendrá todo (la ausencia de Bale ya no es noticia), incluido un Cristiano Ronaldo recién investido como Balón de Oro y especialmente prolífico cuando se enfrenta al Sevilla.

Imposible no hay nada y que el Madrid esté pensando ya en el Mundial de Clubes es otro guiño para los de Marcucci, que de cualquier forma no podrá descuidar ni un centímetro de ese amplísimo terreno de juego que puede ensancharse más si el sistema de marcajes al hombre, marca Berizzo, no está bien ensamblado.

La elección de las piezas en estos casos puede tener su importancia, o no. Por la estrategia operativa a emplear se intuye que el ataque del espacio que pueda interpretar Muriel ha de ser más efectivo que el de Ben Yedder, pero más que individualidades, para ganar en el Bernabéu lo que debe sonar bien es la melodía del colectivo.

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