Hace cien años, el noruego Roald Amundsen se convirtió en el primero en llegar al Polo Sur, ganando la carrera al británico Robert Falcon Scott, que murió durante su regreso. Un siglo después, el mito de esa dramática conquista de la Antártida sigue vivo.
A 23 grados bajo cero con la cabeza descubierta y la mirada fija a la bandera noruega clavada sobre una tienda de campaña: así ha quedado en la memoria y plasmada en una fotografía ese gran momento para Amundsen y su compañero, los primeros hombres en llegar al Polo Sur el 14 de diciembre de 1911. Amundsen escribía en su diario: "Un tiempo espléndido. Casi sin viento y con claros. Unos 25 grados bajo cero". Había dejado su país en junio de 1910 en su barco Fram con una mentira: dijo al rey Haakon, su patrocinador, a todos los noruegos y también a Scott que quería ser el primero en llegar al Polo Norte y conquistarlo para Noruega, mientras Scott se encontraba ya declaradamente de camino a la Antártida con el objetivo de ser el primero en llegar al Polo Sur.
Pero Amundsen consideró que tenía mejores oportunidades de ganar una carrera contra el británico que de conquistar el Polo Norte, que consideraba mucho más difícil. Y ganó con ventaja: Scott llegó cinco semanas después al Polo Sur para encontrarse con la tienda del noruego. Y en el camino de vuelta, el británico y cuatro compañeros murieron de hambre, extenuación y frío. Scott había contado con ponis y trineos a motor que resultaron totalmente inadecuados para la Antártida. La expedición de Amundsen logró sin embargo recorrer 2.600 kilómetros en 99 días con trineos de perros y esquís.
El ganador fue recibido medio año después en su país como un héroe nacional. La admiración nacionalista hizo perdonar su descarada mentira sobre el Polo Norte. Y mientras los británicos lloraban la tragedia de su contrincante, los noruegos celebraban que simplemente Amundsen, de entonces 39 años, fue más listo que su competidor.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios