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Josef Fritzl confiesa que mantener sexo con su hija era una "adicción"

  • Elisabeth planeaba irse de casa en 1984, antes de que su padre la secuestrara

Josef Fritzl, acusado de haber encerrado en su sótano y violado sistemáticamente a su hija durante 24 años, aseguró que el sexo con su víctima era como una "adicción". Estas declaraciones de Fritzl, de 73 años, forman parte de una entrevista con su abogado defensor, Rudolf Mayer, de la que algunos fragmentos fueron publicados ayer en el semanario austriaco News.

Fritzl reconoce que el impulso por mantener relaciones sexuales con su propia hija "se fue haciendo más fuerte", aunque niega que las violaciones comenzaran cuando Elisabeth, hoy de 42 años, tuviera 11 años de edad, tal y como la víctima declaró a la Policía.

En el reportaje de News, cuya autenticidad fue confirmada por el letrado, el detenido reconoce que sabía que hacía daño a su hija pero que el "ansia de poder hacer algo prohibido" era demasiado fuerte. "Sabía que Elisabeth no quería que hiciera lo que le hice. Sabía que la estaba lastimando, era como una adicción. En realidad, quería hijos con ella", afirmó.

Este técnico electricista jubilado dejó a su hija embarazada en seis ocasiones durante los 24 años que duró su cautiverio. Al respecto, Fritzl asegura que "se alegraba de la descendencia" y que para él era bonito "tener también en el sótano una auténtica familia".

A pesar de todo, Fritzl mantiene que es un hombre que valora la decencia y las buenas maneras, pero que podría haberle influido el énfasis en la disciplina de la época nazi durante su infancia. "A pesar de todo, no soy la bestia que han dicho los medios. Cuando iba al búnker llevaba flores para mi hija, y libros y juguetes para los niños, y veía vídeos de aventuras con ellos mientras Elisabeth cocinaba nuestro plato favorito. Y entonces todos nos sentábamos a la mesa y cenábamos juntos", recordó.

En un intento por justificar su crimen, Fritzl explicó a su abogado que cuando Elisabeth llegó a la adolescencia, dejó de respetar sus reglas y comenzó a "beber alcohol y a fumar". "Por eso tuve que procurar un lugar en el que, en algún momento, pudiera mantener a la fuerza a Elisabeth alejada del mundo exterior", relató Fritzl.

Ayer, el diario Öesterreich publicó unas cartas escritas por Elisabeth antes de que su padre la encerrara en el sótano de su casa, en las que le decía a una de sus amigas que planeaba escaparse de casa.

"Después de los exámenes me voy con mi hermana y su novio". Esas eran sus intenciones en mayo de 1984, según lo que le escribió a una amiga en varias cartas. En total, tres escritos en los que le comunicaba a su amiga que le gustaba salir con sus amigos, escuchar música y jugar al tenis o nadar y que concluían con una despedida en la que le aseguraba que le daría su nueva dirección tan pronto como se mudara, según una información de la BBC.

En su última carta, del 3 de agosto de 1984, Elisabeth incluía una fotografía y pedía a su amiga: "Piensa en mí".

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