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crisis económica Las difíciles circunstancias sociales de la población española

Regreso a la beneficencia

  • La difícil situación por la que pasan los españoles hace que en muchos albergues y comedores sociales haya cada vez más hombres de media edad junto a inmigrantes

La crisis y el consecuente desempleo provocan que el perfil de los usuarios de los comedores sociales y los albergues haya cambiado en los últimos años; si antes muchos de ellos eran inmigrantes sin recursos, cada vez son más los hombres españoles de mediana edad y que perdieron su puesto de trabajo los que los frecuentan.

Desde que estalló la crisis hace cerca de cuatro años, los comedores sociales de las grandes ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia, y no tan grandes como Santiago de Compostela, experimentaron un aumento de las personas que acude a ellos, así como a los albergues, muchos de los cuales se encuentran al 100% de su capacidad.

Es el caso del albergue de la Casa de Caridad de Valencia, la organización benéfica más destacada de la ciudad. Con 70 plazas está lleno. De hecho, en 2011 se registraron 22.820 pernoctaciones y también se incrementaron los tiempos de estancia.

El perfil de las personas que lo ocupan son hombres españoles - el 57% frente al 43% de los inmigrantes- de entre 41 y 65 años, aunque los menores ya representan el 14%.

A diario, alrededor de cuarenta familias, cada vez más formadas por españoles y menos por inmigrantes, frecuentan el comedor social de la Casa de la Caridad, que desde 2008 incrementó en un 88% las raciones repartidas.

Algo similar ocurre en el comedor Ave María de Madrid, situado en pleno centro de la capital, que aumentó de 340 a 360 sus plazas, según asegura a Efe su responsable, Paulino Alonso, que apunta que a pesar de eso, cada día cerca de treinta personas se quedan en la calle sin poder entrar en la institución.

"Ha aumentado notablemente el número de hombres españoles que acuden al comedor y suelen tener entre cuarenta y cincuenta años. Se nota que tuvieron un trabajo hasta hace poco y que se quedaron sin recursos", explicó Alonso.

La situación se repite en Barcelona. La Ciudad Condal tuvo que aumentar este año el 69% de su presupuesto para comedores sociales a causa del constante incremento de la población pobre (uno de cada cinco catalanes vive por debajo del umbral de la pobreza).

En la capital catalana actualmente hay catorce comedores sociales de titularidad pública, al margen de los comedores de instituciones privadas, y el Ayuntamiento prevé abrir antes de que acabe este año tres más y aumentar así las plazas de las 1.106 actuales a 1.541.

Cada mes, los comedores sociales públicos reparten unas 31.100 comidas, un millar más que hace un año y casi 3.000 más que hace dos.

El Ayuntamiento de Santiago de Compostela también aumentó su presupuesto destinado a las ayudas a servicios sociales, de hecho, lo duplicó, ante la situación de crisis, según afirma a Efe la concejala Paula Prado.

Este consistorio quiso resolver el aumento de la demanda de ayuda mediante la colaboración con el "tercer sector", porque así "llegan a todas partes", señaló Prado, quien cifra el aumento de usuarios de estos servicios en torno a un 40%. "Gente que había sido usuaria, dejó de serlo y ahora vuelve" y "nuevos pobres, en muchos casos, familias jóvenes", apuntó.

Sevilla tampoco es una excepción. Los comedores acogen usuarios de un perfil distinto al de hace años y en los tres de nueva creación desde 2010 se atiende a 430 comensales diarios de lunes a viernes.

En Logroño, la edil de Familia, Paloma Corres, aseguró que no se notó una mayor ocupación en el albergue municipal, que está casi completo, pero sí en el perfil de los usuarios: predominan más los jóvenes que buscan trabajo, y disminuyeron las personas de nacionalidad extranjera, frente a un aumento de los españoles. A la Cocina Económica de esa ciudad, que está gestionada por las Hijas de la Caridad, acuden unas 30 ó 35 personas diariamente, el doble que antes de la crisis económica.

En Murcia, las organizaciones también advirtieron de un aumento de la presencia de usuarios españoles en los comedores sociales y albergues, aunque la población extranjera sigue siendo mayoritaria en estos casos, con el 60% del total.

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