Sociedad

El acusado de la agresión a una menor ecuatoriana se da "asco" a sí mismo

  • Sergi Xavier M. M., de 21 años, que insultó y golpeó a una adolescente en un tren de Barcelona, dice que no recuerda los hechos porque iba borracho y drogado · El fiscal pide una condena de tres años de prisión

Sergi Xavier M.M., el acusado de la agresión racista a una menor ecuatoriana en los Ferrocarriles de la Generalitat (FGC) ocurrida en octubre de 2007, aseguró ayer que no recuerda los hechos porque esa noche iba borracho y drogado, pero que cuando ve las imágenes del ataque se da "asco" a sí mismo.

El fiscal pide que se condene al acusado a tres años de cárcel por un delito de lesiones y otro contra la integridad moral, así como indemnizar a la víctima. El abogado de la menor ecuatoriana agredida, pagado por el Consulado ecuatoriano, y los de SOS Racismo y la Generalitat, en calidad de acusaciones populares, se adhirieron a la petición del Ministerio Público. La acusación particular inicialmente solicitaba una condena de nueve años de prisión

Con motivo de la gran repercusión social que levantó la agresión, la vista se celebró en la Sala Polivalente del Palacio de Justicia en lugar de en el Juzgado Penal número 16, pues asistieron decenas de medios de comunicación españoles y ecuatorianos.

Sergi Xavier M.M., de 21 años y con antecedentes por robo con violencia y por conducir ebrio, se ha negado a contestar a las preguntas de la Fiscalía y de las acusaciones particular y popular.

El acusado sólo respondió a las preguntas de su abogado, quien basó la defensa en su difícil infancia. El joven explicó que su madre le abandonó cuando era un bebé, y con su padre "todo eran castigos y palizas". El procesado mantuvo que no recuerda nada de esa noche, en que había tomado varias cervezas y cubatas, además de pastillas de éxtasis, pero dijo arrepentirse de la agresión porque "nadie se merece lo que yo le hice a esa chica", ha añadido.

"Me doy asco a mí mismo, ese día no era yo", así se justificó ante la juez, en una línea de defensa que mantuvo hasta en su derecho a la última palabra, cuando insistió: "siento mucho lo que hice, no es normal hacer eso".

La sala visionó a puerta cerrada, para preservar la identidad de la víctima, aún menor de edad, las imágenes captadas por una de las cámaras de seguridad del tren

En el vídeo se ve como, sobre las 23:45 del 7 de octubre de 2007, Sergi Xavier M.M. sube a un tren de la línea S8 de los FGC en la estación de Sant Boi en dirección a Martorell, diciendo por teléfono que había matado a un inmigrante de origen marroquí.

Fue entonces cuando vio a la joven, se acercó a ella y mientras la insultaba, le golpeó en la cabeza y en el antebrazo izquierdo y le pellizcó con fuerza el pecho izquierdo. Otro inmigrante argentino que viajaba en el mismo vagón, Roberto Jesús P., dijo que no la ayudó por miedo y ha sostenido que el procesado no parecía bebido ni drogado porque "hablaba bien, caminaba bien" y no olía a alcohol.

Cuando se acercaban a la estación de Colònia Güell, Sergi Xavier M.M. se cogió a una de las barandillas para ayudarse a lanzar una fuerte patada hacia la cabeza de la joven, dándole en el hombro, y después le dio un puñetazo en el costado y un manotazo en la cabeza. "Todos los inmigrantes deberían estar muertos", gritó antes de bajar del tren.

La víctima, por su parte, declaró a puerta cerrada y protegida por una mampara, ya que en el momento de la agresión tenía 15 años y, por lo tanto, todavía es menor. Su madre Alexia Alejandrina M. A., explicó que su hija llegó a casa "llorando y muy nerviosa" y que "ya no es la misma desde entonces".

Además, los forenses explicaron que su estado se agravó cuando se emitió el vídeo, y la madre explicó que "tiene mucho temor de lo que le pueda suceder". Su hija tardó un mes y medio en volver al colegio, estaba muy callada y a partir de entonces ya no paseaba sola por la calle. Sin embargo, "no quería ir al psicólogo porque ella no estaba loca, no había pegado a nadie", dijo.

Respecto a la personalidad de Sergi Xavier M.M., los psiquiatras han coincidido en que, pese a que no sufre ninguna alteración cognitiva, es una persona altamente impulsiva, con conductas teatrales e histriónicas y que "no puede ir por el mundo sin someterse a un tratamiento".

El desestructurado entorno del joven, según los forenses, forjó en Sergi Xavier M.M. una personalidad antisocial que se ha visto agravada por el abuso de drogas.

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