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Pedro Alonso, descubridor de la vacuna contra la malaria

"La vacuna será un gran componente en la lucha contra la malaria, no la varita mágica de África"

  • Pedro Alonso, director del Centro de Salud Internacional del Hospital Clínic de Barcelona, lleva desde 1996 trabajando en Mozambique en la búsqueda de la vacuna contra la malaria, una enfermedad que cada año acaba con la vida de entre uno y tres millones de personas en países en desarrollo.

Tras once años de trabajo, Alonso anunció el pasado mes de octubre que la vacuna, que ya ha sido probada en bebés sometidos a una alta intensidad de malaria, comenzará a administrarse a mediados del año que viene a 16.000 niños en Ghana, Gabón, Kenia, Mozambique y Tanzania.

Alonso, que ha participado en un simposio sobre la malaria en la Fundación Ramón Areces, explica que aunque este descubrimiento "no será la vacuna definitiva", dada la complejidad que presenta el parásito y ya que se necesitarán una segunda y tercera generaciones, "abre el camino para el control de la malaria".

- ¿Qué es lo que hace especial a esta vacuna?

- En conceptos de investigación contra la malaria hay noventa tipos de vacuna que se han probado, pero sólo cinco o seis han logrado ensayarse en humanos y sólo una ha conseguido ser ensayada en niños, ésta. Esta vacuna está basada en la fase infectiva del ciclo del parásito y no sabemos porqué pero está protegiendo a niños mozambiqueños. Ha demostrado constancia en la protección de los niños.

- El sida es una enfermedad que afecta relativamente a muchas menos personas a nivel mundial (33 millones según los últimos datos de Onusida) que la malaria sin embargo recibe mucha más atención. ¿A qué se debe esta disparidad?

- Nosotros tratamos de evitar cualquier sensación de competencia, el sida es un problema enorme en África y en los países en desarrolllo por lo que requiere toda nuestra atención. La publicidad que tiene la investigación para combatir el sida tiene que ver con que fundamentalmente ha afectado al mundo desarrollado y como consecuencia ha tenido la capacidad de traer más recursos de los que hubiese tenido si solo hubiese afectado a los países en desarrollo. La malaria es una enfermedad olvidada, en el mundo afecta a unos 300 a 500 millones, cada año provoca entre uno y tres millones de muertes, más de 40 por ciento de la población mundial vive en países afectado con malaria. Es un reto científico porque se trata de la preservación de un derecho fundamental, la salud.

- La importancia y la prioridad que las farmacéuticas han dado a la investigación de los tratamientos contra el sida ¿tiene que ver con el hecho que estos fármacos están pensados para una comercialización a diferencia de la vacuna contra la malaria, que se sumistrará a precio de costo?

- Probablemente. La búsqueda de una vacuna, es la hermana pobre de la investigación contra el sida. En Europa no hay necesidad de una vacuna, la vacuna es para África. Lo que África necesita es prevención. En Europa y Estados Unidos la investigación ha estado centrada en buscar tratamientos para combatir el sida.

- Una vez que esta vacuna empiece a sumistrarse a la población. ¿Cuál puede ser su repercusión en el desarrollo económico y social de África?

- La vacuna será sólo un gran componente de la lucha contra la malaria, pero la vacuna no será la varita mágica que solucionará los problemas de África. Si entras en cualquier hospital de África, una sola enfermedad es responsable de la mitad de las personas ingresadas. Es como si vas al Hospital de La Paz, en Madrid, y una sola enfermedad justifica el ingreso de la mitad de los pacientes. Es una carga enorme para el Estado, la protección contra la malaria supondrá levantar esa gran losa para los gobiernos. El economista Jeffrey Sacks ha estimado que el PIB anual de los países africanos es un 1,2 por ciento menor de que lo que sería sin las consecuencias de la malaria. En los últimos años supone que el PIB del continente es 30 veces menor, unos 12.000 millones de dólares. Es una sangría enorme.

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