TV-Comunicación

Pablo Carrasco dimite al frente de la RTVA antes de hacer más recortes

  • El director general rebajó en un 43% su sueldo, pero seguía cobrando por encima del presidente de la Junta. Emprende su propia empresa y Joaquín Durán gestionará de forma interina la TV.

Como ya sucediera con los dos directores generales "de consenso" que tuvo RTVE, tampoco el director de la RTVA ha apurado los 6 años de mandato con los que el Parlamento le refrendó para gestionar la corporación pública. El panorama financiero, las relaciones con el Gobierno de la Junta o las negociaciones con los sindicatos tras haberse denunciado el último convenio colectivo por parte de la propia dirección, han llevado a Pablo Carrasco a poner punto final en la gestión de la corporación audiovisual y un punto y aparte en su trayectoria profesional tras sufrir ejercicios "durísimos" de recortes e incertidumbres. Carrasco añadía motivos personales a su marcha, tras casi cuatro años y medio de dedicación por entero a la RTVA, dejándose la piel y el corazón. Ahora podrá hacer realidad la empresa que ideó tras finalizar su etapa en RTVE y emprender "nuevos proyectos". Aunque por cuestión de incompatibilidad no prestará sus servicios a Canal Sur, Carrasco ya otea contenidos y estudios de audiencias (lo que más ilusión le hace) para empresas y cadenas. "Desde Andalucía para el mundo", es el deseo de Carrasco en su nueva etapa profesional. La radiotelevisión andaluza se queda en un periodo de interinidad pero el dimisionario propone que el responsable de Canal Sur Radio, Joaquín Durán, quien fuera uno de los aspirantes a relevar a la dirección de Rafael Camacho en el otoño de 2008, sea también administrador de la televisión para que no se paralice la parrilla. Carrasco comunicaba ayer a la consejera de Presidencia, Susana Díaz, una marcha que masticaba desde meses atrás y que meditó a lo largo del fin de semana. Sobre las diez de la mañana lo anunciaba en las redes sociales y se hará efectiva este viernes.

A Carrasco aún le restaban 20 meses de mandato y el futuro inmediato de la RTVA estaba garantizado por la estabilidad presupuestaria del contrato programa de 138 millones anuales, una cantidad fija pero insuficiente para el volumen de la plantilla (1.600 trabajadores) y las obligaciones. Con un nuevo convenio colectivo por negociar, el director saliente calcula en unos 5 millones de euros lo que aún han de rebajarse los gastos de personal para hacer viable la empresa en 2013. La debacle publicitaria terminó de destrozar las cifras del ajustado ejercicio de 2012 en el que se arrojó 39 millones de déficit y pese a la reducción a 81 millones del gasto del personal, que llegó a ser de 96 millones en 2008. Carrasco negaba rotundamente que hubiera tenido sobre la mesa alguna propuesta de ERE, como ha sucedido en otras comunidades autónomas, pero insta a un acuerdo en el próximo convenio, con un esfuerzo mayor por ambas partes, trabajadores y dirección, para que una RTVA "con presente tenga futuro". Ya en enero de 2009, recién llegado al cargo, obligó a un 10% en la reducción de los gastos de los programas de las productoras. A partir de ahí hubo tres rebajas progresivas, tanto para los contenidos externos como en las nóminas. El propio sueldo del director general se ha venido reduciendo en un 43% desde 2008 y la cúpula de Canal Sur llegó a un acuerdo con el gobierno autonómico para tener la excepción frente a la normativa de las nóminas que han de estar por debajo de los 63.800 euros anuales que cobra el presidente José Antonio Griñán. El sueldo anual de Carrasco se encontraba actualmente en 78.522 euros, en línea con las cuantías de otros 17 directivos, beneficiados por unos pluses que están cuestionados. Otro factor añadido, y muy notorio, a esta marcha después de "años muy difíciles" en el timón.

Lo que pudo ser y que no fue debido a la crisis es lo que ha marcado este período de gestión de Carrasco, que en septiembre clausuró Canal Sur 2 para buscar un infructuoso ahorro de 20 millones. La presión a la que ha estado sometido durante todos estos meses, con los flancos políticos, sindicales e incluso de los propios resultados de audiencia, han hecho mella en el director general. Apostillaba en su despedida que no tenía enfrentamientos con la consejera y con los sindicatos, pese a la crispación en distintos momentos, llegaba a tener la suficiente proximidad por su conocimiento a fondo de la casa, aunque reconocía que con ellos sí que existían "desencuentros importantes". Carrasco decía adiós "orgulloso de la plantilla" y del apoyo de "cada uno de los trabajadores". Una plantilla que por mayoría apoyaba en referéndum la obligada reducción por ley del 5% de los sueldos.

El retardo en la llegada de las transferencias, la incomodidad en la relación con las productoras (con el caso del servicio de descripción de signos añadiendo gotas a un vaso ya desbordado), han sido factores no mencionados por Carrasco en esta dimisión con la que cree que no perjudica a su empresa de tantos años porque deja capacidad de maniobra. Y una capacidad de maniobra en su caso que estaba tutelada por el Parlamento, el consejo de administración o el Consejo Audiovisual. "He tenido toda la capacidad razonable para mi gestión", admitía Carrasco, quien también aseguraba haberse sentido "respetado" y "respaldado", aunque desde fuera no se contemplara a veces así.

El director se marcha y el consejo de administración debería de aprobar este viernes el cambio en el organigrama que permitirá a Joaquín Durán hacerse cargo de la administración de Canal Sur Televisión, responsabilidad que tenía Carrasco junto a la de la dirección general. El martes el Consejo de Gobierno de la Junta aceptaría la marcha del máximo responsable de la RTVA, quien al día siguiente cesaría. El dimisionario se brindaba ayer a "facilitar todo lo posible" para que estos meses de transición tengan la mayor estabilidad.

"Canal Sur tiene un presente muchísimo mejor que el que hace un año muchos habrían vaticinado", recalcó el hasta ahora director general, recordando indirectamente las estimaciones que se produjeron ante lo que parecía una inevitable victoria popular en las elecciones autonómicas. Sin la losa del ERE, el futuro de la RTVA pasa por nuevos ajustes, recortes mayores que no ha querido asumir Pablo Carrasco, con una nómina recortada que no compensa los continuos conflictos.

Ni la subida de audiencia de Canal Sur en los últimos meses le ha animado a permanecer.

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