TV-Comunicación

El 'chonismo' triunfa en la tele

  • El 'docu-reality' de la MTV, 'Gandía Shore', ya tiene confirmada una segunda temporada y posiblemente sea emitido en otros países · ¿Cuáles son los ingredientes de ese éxito?

Si la Lore (Ana Polvorosa en Aída), referente de la cultura cani en nuestro país, hubiera incluido en su vocabulario de poligonera la palabra "tete" o "nano" no hubiera sido concursante de Gran Hermano sino de Gandía Shore, en la que el calimocho rula a todas horas, ellas se pelean como gatas y ellos sólo destacan en el arte de marcar el territorio. Escándalos, broncas, escenas de sexo, alcohol, morbo, fiesta... La versión española, o mejor dicho levantina, de Jersey Shore rinde culto al chonismo más descarado. El docu-reality de la MTV tiene como protagonistas a Ylenia, Core, Gata, Arantxa, Labrador, Clavelito, Esteban y Abraham, ocho jóvenes con Rafa Mora como referente y apasionados de la silicona, el agua oxigenada, los anabolizantes y los rayos uva. Ellas son adictas a las extensiones, las pestañas postizas y los brillos y ellos a las pesas; tanto que si trabajaran las mismas horas que pasan en el gimnasio directamente sacarían al país de la crisis. Arrogantes y vanidosos, estos ocho jóvenes consiguen sonrojarnos a la vez que mantienen enganchados a la gente en la pantalla otorgando a su cadena los mejores datos de audiencia en su prime time. ¿Por qué razón triunfa Gandía Shore? ¿Cuáles son los ingredientes de su éxito? Ahora que Raffaele Annechino, director general de Viacom Internacional Networks, acaba de confirmar que el programa tendrá una segunda temporada y que tiene proyección internacional -del mismo modo que en España hemos contemplado las aventuras de los chicos de Georgie Shore y Jersey Shore- ha llegado el momento de analizar este programa, para muchos un absoluto despropósito televisivo, que está triunfando en las noches de los domingos y arrasando en las redes sociales.

En Gandía Shore se tiran de los pelos, se emborrachan y hacen el ridículo sin ningún pudor. Tranquilamente, dejan ver sus instintos más salvajes. Nada de contención. Todo naturalidad y nihilismo. El objetivo es divertirse y disfrutar despreocupándose totalmente de lo que sucede en el mundanal ruido; algo con lo que sueña más de uno, sin lugar a dudas. Qué me pongo esta noche o con quién me iré a la cama son las máximas preocupaciones de estos chicos que viven al límite, y el público, que se sienta a ver la tele para desconectar de todos los problemas -que no son pocos-, agradece ver a la gente vivir sin pensar en qué pasará mañana. Esto sumado a un casting potente, mucha 'chicha' en pantalla y los conflictos propios de la convivencia hacen que el programa se convierta en un fenómeno televisivo sin paragón en la TDT temática. Entretenimiento puro y duro, sin más. Para disfrutar con los shore no hay que leer entre líneas ni buscar un mensaje más profundo. No, no va más allá. Lo que se ve, guste más o guste menos, es lo que hay y está en nosotros si seguimos viendo el programa -por mucha vergüenza ajena que nos dé- o cambiamos de canal. Puro cotilleo sí, que hace que muchos se lleven las manos a la cabeza y se preocupen por el desfase juvenil y que otros echen la vista atrás, y añoren sus años mozos, por mucha indignación que provoque.

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