Otra de sus series, El padre de Caín, se intercaló en Telecinco con este Lo que escondían sus ojos, que adapta la novela de Nieves Herrero sobre el romance del cuñado de Franco y principal ministro en la inmediata posguerra, Serrano Suñer, y la esposa de un militar, la marquesa de Llanzol y que hoy llega a su desenlace. Salvador Calvo (Madrid, 1970) ha estrenado también en estas semanas su debut en la gran pantalla, 1898. Los últimos de Filipinas, con buenas críticas.

-¿No ha tenido demasiados estrenos en muy pocos días, para digerirlo todo?

-Han sido dos años currando mucho y me han coincidido las tres cosas en dos semanas. Una locura de promoción.

-Y coincide que las tres ficciones son de distintas épocas históricas ¿no le interesa el presente o el pasado es una parábola para hablar del hoy?

-Hay temas del pasado que son tan universales que sirven para hablar del presente. A mí me gusta trabajar las épocas y ser lo más fiel posible al momento histórico, pero sin intentar remarcarlo. Me gusta que la ambientación pase desaparecibida para meterse en las historias. No es cuestión que los complementos llamen la atención como para que el espectador no se concentre en el relato.

-Lo que escondían sus ojos ha recibido críticas por tratar con complacencia la época más dura de Franco...

-Queríamos hablar del bando ganador de la Guerra Civil y mostrar que no era un régimen tan monolítico ni tan unánime. Los bandos querían llevarse el trozo grande delpastel. Teníamos que hablar que esos ganadores vivían en la máxima opulencia, pero también todos vivían con miedo, recelando de todos. Se nota el terror a la sinceridad. Es la obsesión por ocultarlo todo. El adulterio de los protagonistas es un secreto de tantos.

-El lujo como excusa.

-A mí, como ficción, me gusta trabajar el Madrid de los marqueses, la fiestas en el Ritz y en el Casino. Suñer tuvo muchas amantes, pero le cortan la cabeza porque una cosa es ir con cualquier desdichada que acostarse con una marquesa.

-Sus 'últimos de Filipinas' no tienen nada que ver con los de la versión de la posguerra.

-Mi película es un alegato contra la guerra. España se resquebrajaba como el mundo de hoy. El desastre del 98 no es de izquierdas ni de derechas. De las guerras la gente nunca gana nada. Que se lo digan a los sirios.