OBITUARIO

Fallece el legendario fotógrafo taurino Canito a los 103 años

El popular fotógrafo taurino Francisco Cano Lorenza Canito, nacido el 18 de diciembre de 1912 en Alicante, ha fallecido en la madrugada de ayer miércoles 27 de julio a los 103 años de edad. Cano se encontraba ingresado desde hace quince días y con problemas de salud en una residencia de Liria. Canito, decano de los fotógrafos taurinos, recibió en 2014 el Premio Nacional de Tauromaquia. Trabajó en numerosos medios y adquirió gran popularidad tras inmortalizar la cogida mortal de Manuel Rodríguez Manolete en Linares, en 1947, cuyo reportaje dio la vuelta al mundo.

Desde que a mediados del siglo XX se convirtió en el fotógrafo más popular y reconocido en el planeta de los toros, con la vuelta al mundo de su reportaje sobre la cogida mortal de Manolete, Curro Cano, conocido en el orbe taurino como Canito, era uno de los miembros más queridos y respetados de la familia taurina. Los toreros lo hicieron suyo por su casta y amor al toreo. Y porque, al igual que a las decenas de famosos de otros campos, nunca les traicionó vendiendo sus intimidades. Era uno más de la grey torera hasta el punto de que rompía plaza en los paseíllos con su gorrilla blanca en la que se leía "Canito, Alicante, 1912" y también fue uno más para los mitos del cine y de la literatura, manteniendo estrecha relación con la actriz Ava Gadner y con Ernest Hemingway, con quienes lidió en multitud de fiestas.

Canito batió todas las marcas y estadísticas taurinas: sumó más kilómetros que ninguna figura del toreo y plasmó -según me confesó- más de diez mil corridas, capturando en imágenes más de un millón de escenas.

En manos de un guionista de Hollywood, su vida hubiera impactado en el cine. Siendo un adolescente fue profesor de natación y a los 17 años se hizo boxeador por amor propio. Nos contó en cierta ocasión que iba a entrar con un amigo en un portal y otro chaval no les dejaba. Se enfrentó a él, huyendo su amigo. Canito se lió a puñetazos con aquel hombre y por cada puñetazo que le daba, recibía veinte. Pasado el tiempo se enteró de que aquel joven era campeón de boxeo de Levante. Canito se metió en el mismo gimnasio y allí hacía guantes con el boxeador, al que aprovechaba para atizarle fuerte. "¡Pero si estamos entrenando!"; le decía. -"Perdona"; le replicaba Canito. Y así uno y otro día le lanzó duros puñetazos. Un día le contó la historia al boxeador de porqué se le iba la mano y terminaron siendo amigos. Se preparó tan a fondo que le contrataron en Barcelona. Lo dejó por su madre, que lo pasaba fatal.

Después de sus experiencias como nadador y boxeador, probó suerte en el mundo del toreo, saltando como espontáneo en varias ocasiones en distintas plazas. Conoció la dureza de la Fiesta, lidiando toros de todo tipo y condición en cosos de la provincia de Madrid y también en otros de la zona de Soria, por donde toreó una treintena de novilladas sin caballos.

Con picadores debutó en Puertollano, en 1941, en un mano a mano con Angelete. Pero su sueño no cuajó y tomó un nuevo camino, el de la fotografía. Sus comienzos fueron insólitos: "Vivía en Madrid y allí Gonzalo Guerra Banderas me ayudó mucho y me salvó de que me reclutaran para la guerra. Hicimos una cámara. Toreaba un peruano y le gustaron tanto las fotografías que me encargó muchas y me pagó muy bien. Llegué a torear en alguna ocasión y tiraba fotos desde el callejón, vestido de torero".

En aquellos comienzos en la fotografía taurina tuvo en sus manos una cámara Leika, "que para mí son las mejores" y hasta llegó a nuestros días con una Nikon. Curro Cano aseveró: "He asistido a más de diez mil corridas. Si en cada una he tirado un promedio de cuatro carretes de treinta y dos fotografías cada uno he sumado más de un millón de fotografías". Además de sus reportajes taurinos en las plazas de toros, en el campo o en actos sociales, Canito realizó multitud de reportajes a las grandes estrellas de cine, a intelectuales, a literatos y mantuvo relación con actores de la talla de Gary Cooper, Deborah Kerr, Gina Lollobrigida y Orson Welles.

Canito, que se nos ha ido a los 103 años, nos dejó afortunadamente un dilatado e importantísimo periodo de la tauromaquia con miles y miles de imágenes e historias gracias a su visión de fotógrafo y a su alma torera.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios