Toros

Juan del Álamo, suma y sigue

Después del mazazo del día anterior, con los tres diestros heridos y suspensión de la corrida, el festejo de ayer transcurrió con escasos pasajes artísticos interesantes en el ruedo y durante gran parte del mismo con un público refugiado entre paraguas y chubasqueros.

La cinqueña corrida de Juan Pedro Domecq, bien presentada, astifina, resultó en su conjunto insulsa, sin poder y con el defecto de la carencia de fuerzas; destacando en positivo su nobleza.

El triunfador de la tarde resultó Juan del Álamo, siendo premiado con el único trofeo por una interesante faena, con altibajos y tandas cortas ante el mejor animal del encierro: noble, pero muy flojo, al que le faltó fortaleza y fondo. Del Álamo lanceó a la verónica ganando terreno. Y enhebró muletazos de calidad por ambos pitones en una obra en la que faltó toro. La estocada, muy bien ejecutada y contundente, era por sí misma para premio. Fue un soberano volapié, decisivo para la petición y concesión de la oreja.

Con el sexto, que perdió las manos varias ocasiones durante la lidia, Juan del Álamo, tras recibirlo con una larga cambiada de rodillas junto a tablas, se esforzó por agradar en una labor muleteril en la que apenas entró el público debido a esa falta de poder del astado.

Manuel Jesús El Cid quedó inédito. Con el noblón primero, que calamocheaba algo, concretó un trasteo sin emoción. Ante el flojísimo cuarto, la labor del sevillano pasó desapercibida, con un astado que no se tenía en pie y al que el personal no dio importancia. La única nota positiva, un quite por delantales.

David Fandila El Fandi cosechó las mayores palmas, como suele ser habitual, en el tercio de banderillas, con varios pares espectaculares, en los que derrochó portentosas facultades físicas. En su primero, el más vitoreado fue el tercero, a la moviola; y en el quinto toro, en el que prendió cuatro pares, el de la suerte al violín fue el más vitoreado. Con el segundo toro, el granadino elaboró un trasteo porfión y a menos con un animal noble. Y con el quinto, El Fandi no tuvo opción al lucimiento, con un toro que unas veces se quedaba corto y en algunas ocasiones se revolvía con prontitud.

En el festejo, sin grandes sobresaltos y que no se hizo pesado por su medida duración -dos horas-, volvió a destacar Juan del Álamo, consiguiendo el único y merecido trofeo de la tarde. En total, el salmantino ya ha ganado cinco orejas en las cinco tardes en las que ha toreado en esta plaza; rozando en alguna ocasión la puerta grande. De momento, Juan del Álamo suma y sigue en una temporada en la que está dejando buena nota y destacando como un presumible valor en alza.

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