Décimoquinta de abono

Lama, con frescura y actitud

  • El diestro del Arenal, con el mejor lote, da una vuelta al ruedo en su primer novillo y es premiado con una oreja del que cerró plaza. Juan Ortega y Posada de Maravillas, de vacío.

El cartel de la segunda novillada de la temporada sevillana unía a tres toreros interesantes del escalafón inferior: los sevillanos Juan Ortega y Lama de Góngora y el pacense Posada de Maravillas, que hacía su presentación con picadores en la Maestranza.

Con una novillada de Cayetano Muñoz, desigualmente presentada y, en conjunto, de juego deslucido, destacó Lama de Góngora, quien en su balance dio una vuelta al ruedo tras petición de oreja en el tercero y le concedieron un trofeo en el sexto.

Lama, que contó con el mejor lote, afrontó la tarde con valor, entrega y buenos pasajes de toreo, tanto con el capote como con la muleta. A su primero, el mejor novillo del festejo, lo recibió con una larga cambiada de rodilas frente a toriles y salió comprometido cuando se puso de pie. A punto estuvo de que el novillo, que voló como un obús hacia su cabeza, le propinara una cornada terrible en el cuello. Afortunadamente, el pitón izquierdo del astado impactó en el capote del torero, quien con raza, de nuevo de hinojos, enhebró dos faroles, escuchándose otra ovación más potente. En su variedad capotera añadió un quite por chicuelinas con una buena media. Con un novillo con movilidad apostó por la distancia larga en la apertura, con una tanda entonada. Con esa mano tiró bien en la siguiente del astado, ya con menos brío. Con la izquierda dibujó varios naturales sueltos de calidad y un obligado de pecho emotivo. A partir de ahí, robó muletazos con la diestra. En el epílogo apuntó detalles caros, como una trincherillla. Cayó este Algodonero de una estocada entera desprendida y el sevillano dio una vuelta al ruedo tras petición minoritaria de oreja.

Con el sexto, un ejemplar manejable, que fue a menos, realizó una labor desigual. De nuevo, se la jugó frente a toriles en un farol. Abrió faena a pies juntos con muletazos ceñidos. En las afueras, buena serie diestra. Sonó la música. El torero esbozó otra tanda buena por ese lado, bajando la mano. Pero al novillo le costó a partir de ahí embestir. El trasteo entró en declive. Lama levantó su obra con unas bernadinas en las que expuso mucho y que ovacionó el personal. Se tiró con garra para una entera defectuosa. El público volvió a solicitar un trofeo, que en esta ocasión concedió la presidencia.

Juan Ortega tuvo un mal lote. El que abrió plaza, justito de casta, topaba unas veces o se quedaba corto en otras. Porfió en un trasteo de imposible lucimiento. Ortega, dispuesto en su acto, recibió al novillo con una larga de rodillas junto a tablas. Con la muleta logró lo mejor con la mano diestra ante un animal que fue perdiendo gas, con el sevillano apostando por un arrimón.

Posada de Maravillas, tras ganar terreno a la verónica con buenos lances al segundo novillo, reservón, no pasó de una labor porfiona por ambos pitones. Con el quinto, un ejemplar a menos, desarrolló un argumento muy dispar, en el que lo único destacado lo alcanzó en algunos naturales sueltos. De nuevo, Lama, el protagonista de la tarde, dejó otro chispazo de torería en unos delantales abrochados con una airosa larga, en su quite correspondiente.

Lama de Góngora, quien levantó las máximas expectaciones en los aficionados cuando en una nocturna sin picadores abrió la Puerta del Príncipe, renovó ayer ilusiones. Desde entonces, parecía que aquel éxito le pesaba como una losa y, en algunos festejos, lo acusaba. De nuevo, en la plaza de su barrio, vimos al torero del Arenal con la frescura, la actitud y la entrega propias de un novillero prometedor.

Plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla. Ganadería: Novillada de Cayetano Muñoz, desigualmente presentada y en conjunto deslucida; resultando los mejores tercero y sexto. Toreros: Juan Ortega, de sangre de toro y oro. Pinchazo y estocada (silencio). En el cuarto, estocada (saludos tras ovación). Posada de Maravillas, de blanco y oro, que se presentaba con picadores. Cuatro pinchazos y estocada (silencio). En el quinto, pinchazo y estocada (silencio). Lama de Góngora, de grana y oro. Estocada desprendida (vuelta tras petición minoritaria). En el sexto, entera defectuosa (oreja).

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