Toros

López Simón repasa su vida con los toros ante la afición algecireña

  • El matador cierra las Jornadas de Tauromaquia con una honda conversación con José Manuel Laza

El matador de toros Alberto López Simón clausuró ayer, con una profunda e íntima conferencia-coloquio, las XXXI Jornadas de Tauromaquia que se han venido celebrando estos días pasados en las instalaciones del edificio La Escuela y en el Centro Documental José Luis Cano.

El joven diestro, revelación deel año pasado, y que pese a que sólo tiene 26 años ya ha abierto cuatro veces la puerta grande de Las Ventas (tres el año pasado y una éste, en mayo), mantuvo una interesante conversación con el periodista y coordinador de las jornadas, José Manuel Laza, quien le invitó a explicarse y explayarse sobre los más diferentes aspectos de la profesión de torero y la actualidad de la Fiesta Nacional.

Al acto acudió numeroso público hasta llenar el recinto.

Por la mañana el matador disfrutó de un tranquilo paseo por el centro de Algeciras y tuvo la oportunidad de bajar al mercado de abastos y comentar sus impresiones con los muchos clientes del mismo que deambulaban a mediodía por sus inmediaciones.

Alberto López Simón desgranó su trayectoria de la mano de Laza, desde que siendo muy niño se interesó por el mundo de los toros, hasta que un día le dijo a su madre que quería ingresar en la Escuela de Tauromaquia de Madrid, donde tuvo a dos grandes maestros: Gregorio Sánchez y José Luis Bote. Aquel niño que quería ser torero no olvidará nunca una frase oída allí: "El toro te puede quitar la vida, pero no la gloria". Desde entonces esa máxima le acompaña, de tanto como el impactó entonces. Pasó entonces a novillero mientras asmilaba y aprendía por el camino hasta convertirse en matador de toros, algo que le costó por la gran competencia que había entonces en Madrid.

López Simón no olvida tampoco el día de su alternativa, en Sevilla, con Morante y Manzanares. Esa mañana estuvo alrededor de la Maestranza y los reventas quisieron venderle entradas. Se dio cuenta entonces de adonde había llegado.

Luego vino un bache en 2014, año en el que perdió la ilusión hasta que la recuperó poco a poco, en el campo, hasta que un día toreó una becerra y volvió a querer sentirse torero. Y tanto que lo consiguió. Ahora está entre las figuras. Y en Algeciras los aficionados podrán disfrutarlo el miércoles 22 con Padilla y Castella ante toros de la Palmosilla. La expectación es máxima.

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