Toros

Ponce exhibe apuntes de maestro ante un toro de vuelta al ruedo

FERIA de Santander Ganadería: Corrida de Miranda y Moreno, de desiguales hechuras y juego; destacó el cuarto, de gran calidad, al que se premió con la vuelta al ruedo. La primera parte del encierro, anovillada. TOREROS: Enrique Ponce, de sangre de toros y oro. Estocada desprendida (oreja con petición de la segunda). Pinchazo y pinchazo hondo (dos orejas). Juan del Álamo, de azul y oro. Estocada (saludos tras ovación y petición de oreja con aviso). Pinchazo y estocada (vuelta al ruedo tras dos avisos). Andrés Roca Rey, que debutaba en esta plaza, de sangre de toro y oro. Pinchazo hondo y descabello (saludos tras ovación). Dos pinchazos y tres descabellos (palmas tras un aviso). INCIDENCIAS: Plaza de toros de Santander. Martes 26 de julio de 2016. Enrique Ponce salió a hombros.

La Feria de Santander continúa su camino, pese a las trabas de todos los grupos políticos, salvo el PP, a un escaño para la mayoría absoluta. La oposición, en bloque, ha retirado la subvención a los toros en una ciudad en la que la incidencia económica del ciclo supone 8.000.000 de euros y en el que por cada euro invertido se consiguen 70 euros. Pero socialistas, regionalistas, Ciudadanos y Podemos, que conforman la oposición, quieren liquidar un espectáculo legal que ha dado mucho en los últimos años a la maravillosa ciudad cántabra.

En el festejo, muy largo -casi tres horas- y por momentos pesado, con un público muy generoso, brilló un Enrique Ponce, que dejó apuntes de su maestría ante su segundo toro, de nota. Ponce consiguió la faena más sólida ante el cuarto, un gran toro de nombre Bendecidito, al que se santificó con la vuelta al ruedo en el arrastre tras embestir con una gran calidad y al que desorejó el valenciano tras un trasteo envuelto en la música de Ennio Morriccone, de la película La misión. El diestro, que no molestó al animal -como hace habitualmente- con el capote, comenzó en las afueras con la diestra, con buenos muletazos, aunque desceñidos. Se superó en la siguiente, que abrió con una capeína y en la que los pases fueron muy suaves y templados, empapando en la muleta al toro, que humillaba. Epílogo con poncinas -su personal versión de muletazos genuflexos a media altura- con una preparación remilgada. Como se pasó de faena -algo habitual en este torero- pinchó antes de otro pinchazo hondo para cobrar dos orejas.

De nuevo, Ponce, sin molestar en el capote al toro que abría plaza, que resultó noble, se entregó en una larga labor con la franela en las rayas; descollando en una serie diestra con la planta relajada y muletazos templados. Mató de estocada desprendida y fue premiado con un trofeo.

Juan del Álamo no tuvo su día. El segundo toro, que salió descoordinado, fue devuelto y sustituido por un sobrero que, con fondo, tuvo mucha movilidad, aunque embistió sin clase. El salmantino, que lo recibió con una larga cambiada de rodillas junto a tablas, realizó en los medios un trasteo larguísimo y desigual. Con el quinto, alto, sin gran clase, pero con movilidad, se eternizó en una labor en la que no llegó a acoplarse y en la que se extendió tanto que recibió un aviso antes de entrar a matar.

Roca Rey, con un lote deslucido por parado, anduvo variado con el capote -verónicas, chicuelinas, cordobesas, tafalleras...-. Ante el tercero se empleó a fondo en una labor que comenzó de rodillas con la diestra y culminó en un arrimón, con el toro muy aplomado. Y ante el sexto, también sin movilidad, le sucedió algo parecido. Tras un comienzo explosivo con estatuarios y un muletazo por la espalda, no consiguió emocionar al público ni en la distancia corta ante un toro muy apagado.

Ponce, quien ayer superó a Lagartijo en número de toros estoqueados, se alzó como triunfador, atravesando la Puerta Grande, tras dejar apuntes de su capacidad ante un gran toro de Miranda y Moreno en la plaza de Santander. El maestro de Chiva, incombustible...

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