Hace tres temporadas David de Miranda cuajó una de su tardes mas fundamentales en La Maestranza. No cortó orejas, pero tras abandonar la plaza con una verdadera paliza, la gente se había quedado con el nombre del tercero del cartel. Hoy, y junto a esa misma divisa del Conde de la Maza, el triguereño abre cartel con toda una legión de seguidores convencidos del éxito.

-Sevilla, Conde de la Maza. Todo casi al principio de la nada como en aquella ocasión de hace tres años. Cosas de torero en la mente y tu segundo puerto de montaña importante en la temporada.

-Tú lo has dicho. Casi el comienzo, aunque sigue siendo tan bonito como aquella vez y claro que estoy contento con estar en Sevilla. Tener la oportunidad de cruzar ese albero, el ambiente, todo lo que tiene esa plaza no es sino para estar ilusionado como yo ando desde que se ha ido acercando la cita. Solo espero que esa tarde pasen grandes cosas, porque mi intención y el momento en el que me encuentro, dicen que tiene que será así.

-La tarde, ya se dijo, se parece mucho a aquella otra de tus comienzos, en la que no se cortan orejas, la novillada da pocas posibilidades y, sin embargo, tu actuación tiene un enorme eco en todo el toreo.

-Le debo mucho a esa tarde. Esa temporada acabamos con una veintena larga de festejos toreados en toda España y estoy convencido de que la mayor parte de esos festejos se la debo a esa actuación de Sevilla. Espero que este año, si no igual, pero al menos que sea algo parecido porque es una temporada muy especial para mí y quiero redondear cosas.

-Mas aquella tarde fue matar o morir, porque la paliza fue seria, te sobrepones a todo y eso terminó pasando factura después.

-Los toreros sabemos que todas las tardes debemos entrega máxima, pero dentro de todas esas tardes hay algunas muy especiales en las que todos estamos convencidos de que debe pasar algo porque si no pasa, no va a servir para nada. Mi primer novillo me dio dos volteretas que sabía que me las iba a pegar, estuve todo el festejo en el callejón muy dolorido, llegué al hotel y bueno, esa noche la hospitalización, esa fiebre que no se sabía de donde venía y lo que esto conlleva de intranquilidad. Esto es así: bonito y épico. Y mucho más en el caso de quienes andamos de novilleros. Hay que asumir lo que cada tarde te ofrece y lo que tú quieres o eres capaz de ofrecerle a cada tarde.

-Una temporada esta, en la que se demuestra la dureza de este escalafón. Costoso para abrirse hueco en carteles muy determinantes, casi te toca asumir la parte experimentada del mismo porque muchos de los importantes ya se han hecho matadores.

-Es la responsabilidad que conlleva ocupar el sitio de la expectación, de gentes que confían y de públicos que exigen. El poder meter cabeza en sitios importantes es así, pero la realidad dice que si las cosas no funcionan como deben, te pasan rápido factura. Una novillada que no embiste, una tarde donde tú no encuentras soluciones, no perdonan a gente que se supone que estamos adquiriendo la profesión. Irremediablemente llega el olvido. Espero que eso no sea lo que suceda esta tarde en una plaza tan vital como Sevilla.

-En Madrid había que estar, se deja una tarjeta una imagen muy consistente de oficio, la novillada no ayuda, pero tu cartel sigue siendo bueno.

-Sí sí, yo creo que eso es así, pero bueno, la meta como digo es que después de este domingo vuelva a coger ambiente, alegre mi temporada y la remate en condiciones cuando llegue el mes de agosto en donde creo que se cuaja la cita más importante de mi vida.

-Conde la de Maza, la ganadería, ¿sensaciones te deja a priori?

-Pienso que un novillero no debe de mirar el hierro de los novillos con los que esta anunciado en una plaza importante. No hay lugar a eso, sino a salir mentalizado y agradecido de que se te haya anunciado en ella. Pienso que en todas las ganaderías salen novillos buenos y novillos malos, y abundo un poco más al repetirme en lo importante que fue esa tarde de mi presentación en Sevilla con esta divisa.

-Apenas tres años y ya asumes esta tarde como director de lidia frente a dos compañeros a los que debes conocer muy poco.

-Sí, pero al menos un par de tardes he toreado con Juan de Castilla y me ha parecido un torero con mucho oficio, que está muy preparado y también necesitado de un triunfo fuerte. Tanto como yo. Con Juanito no he coincidido en una plaza, pero sí en el campo, tentando, y desde luego tiene muy buen corte, elegante y estético, y viene con mucho ambiente también a esta tarde.

-Mucha intensidad de trabajo de campo en cuanto a tentaderos, pero esta semana ha sido más tranquila.

-Los deberes están hechos. Uno no debe preparase porque vaya a torear en tres días, sino estarlo en cualquier momento y me he machacado duro durante todo el invierno sin importar frío ni lluvia. Sería una pena tener un golpe en el campo que te deje sin poder torear en una ocasión como esta.

-Hace escasos días frente a una vaca complicada, vi a un torero muy evolucionado. No solamente el valor, sino también esta vez la estética, el toreo más largo, más profundo.

-En mi caso particular, es la huella de todo ese trabajo que he podido hacer con el maestro Manolo Cortes, que ha aportado cosas muy importantes en como veo ahora el toreo. En poderle con el cuerpo, llevar al toro y gustarte. Ha sido el trabajo de toda mi cuadrilla.