El matador de toros utrerano Luis Vilches sufría hace un año una de las cornadas más graves de las últimas temporadas, en Cenicientos, un pueblo de Madrid encuadrado en el denominado Valle del Terror, conocido así porque las corridas que se lidian en esa zona tienen un trapío descomunal. El diestro utrerano, que prácticamente perdió la temporada pasada por aquel percance, se ha preparado a fondo en varios tentaderos durante la última semana para afrontar lo que considera un reto, volver al coso de Cenicientos el próximo día 15 y lidiar una corrida de Conde de la Corte, alternando con Luis González y Álvaro Justo.

-Luis, ¿cómo afronta su vuelta a Cenicientos?

-Con ganas. Vuelvo a torear en esa plaza el 15 de agosto, la misma fecha en la que recibí una cornada que jamás se me olvidará.

-¿Le han quedado secuelas?

-Sí. Tengo problemas de circulación en la pierna derecha, que se me inflama. Y he perdido la sensiblidad en los gemelos.

-¿Sentía una necesidad especial de volver a esa plaza?

-He querido que sea con la corrida de Conde de la Corte. Soy consciente que será un corridón de toros. Y quiera o no quiera me acordaré de aquella cornada. Pero es un reto personal que debo superar. A mí me da igual que sea el mismo día, el 15, en que me cogió el toro. No soy supersticioso.

-¿Toreará con el mismo traje?

-No. Me lo pondré en algún otro sitio sin problema. Pero en Cenicientos torearé con otro vestido.

-¿Acude con más tensión de lo habitual?

-Sí. Vuelvo a Cenicientos un año después para superar una cornada que me ha marcado. Es una gran preocupación, sobre todo sabiendo que las corridas de toros que echan en esa plaza son enormes. El toro de Cenicientos es como el de Pamplona.

-¿Cuántas corridas ha toreado desde aquella fatídica fecha?

-Será mi segunda corrida tras la cogida. Únicamente he toreado una, la de la Feria de Abril.

-Es tremendo, ¿estará suficientemente preparado?

-Creo que sí. He tentado muchas reses en el campo. Pero claro, esto es una corrida de toros con público y tampoco se puede considerar una corrida normal de pueblo.

-El 5 de septiembre reinaugura la plaza de Zufre.

-Es un cartel que me hace ilusión porque además es un pueblo donde cuento con una peña. Será la primera vez que toree en esa plaza, que han remodelado y ha quedado muy bonita. Es un mano a mano con Julio Benítez El Cordobés y abrirá plaza un rejoneador. También será la primera vez que toree con Julio Benítez, con el que he coincidido en el campo cuando comenzaba de novillero.

-El número de festejos ha descendido. ¿Cómo está acusando la crisis?

-Otros años por estas fechas llevaba 6 ó 7 corridas. Los festejos en pueblos, fuera del circuito de las grandes ferias, han caído a la mitad y eso lo estamos acusando. Sólo se libran las figuras. Yo espero poder sumar algunas corridas en agosto y septiembre.

-Pocas fechas después de torear en Sevilla falleció su apoderado, Manolillo de Valencia. ¿Cuenta con el respaldo de algún representante?

-Me hace las cosas su hijo, el banderillero Luis Carlos Aranda. La muerte de Manolillo de Valencia fue un palo duro.

-Además de las dos corridas citadas, ¿qué otros compromisos tiene?

-San Clemente, en Cuenca, el día 22 de agosto; el 23 en un pueblo de Salamanca. Y en septiembre ya hay fechas para algunos pueblos de Madrid y Ávila.

-¿Cuándo torea en Madrid, en Las Ventas?

-La empresa quedó en que iba a torear en este mes, pero ya tiene carteles cerrados y no me han puesto.

-¿Y en Sevilla?

-Lo que hice en la Feria de Abril -estuvo bien con un lote peligroso de Conde de la Maza- no me ha servido para nada.

-¿Mantiene alta la moral pese al panorama que describe?

-Sí. Hay que mantener la ilusión y la fe. Yo espero ir a Madrid y allí conseguir dar un paso importante para poder enfocar bien la próxima temporada.