feria de san isidro | primer festejo de abono en la plaza de las ventas

Un comienzo isidril insulso

  • David Garzón, Ángel Téllez y Carlos Ochoa son silenciados en su respectivos lotes

  • Novillada de Guadaira seria y en conjunto deslucida, a excepción del segundo

Comenzó el maratón taurino isidril de manera inusual: con una novillada. De hecho, hay que remontarse a 1988 para encontrarse con una novillada abriendo la feria madrileña. La verdad, es que hubo más de media entrada en una tarde en la que llovió en el último tramo del espectáculo.

Otra cosa es lo que se vio. Un festejo que resultó un fiasco y en el que los novilleros David Garzón, Ángel Téllez y Carlos Ochoa fueron silenciados en una novillada de Guadaira, de seria presentación y deslucida en su conjunto, a excepción del segundo.

David Garzón contó con un mal lote y demostró que tiene un larguísimo camino por desarrollar. Nacido en la capital ecuatoriana, se ha forjado como torero en Madrid. Se las vio en primer lugar con un novillo astifino y difícil. La labor de muleta, con brindis a su apoderado, el popular cantante Caco Senante, no cobró altura. Faltó mando ante la aspereza del astado, que acabó defendiéndose. Mató de media caída y fue silenciado.

Garzón se esforzó ante su segundo oponente, un novillo cuesta arriba, enmorrillado, que acometió con movilidad, pero calamocheando. El torero falló con la espada.

Ángel Téllez, voluntarioso, apunta buenas maneras. No llegó a sacar partido al altísimo segundo, un novillo bravo, con nobleza y repetidor. Trasteo de formas correctas, pero atropellado, con un comienzo prometedor doblándose por bajo, un epílogo por bernadinas y mal rematado con los aceros.

El quinto, ovacionado de salida por su trapío, con cuajo de toro para cualquier plaza, falló en su contenido. Téllez estuvo correcto en la muleta ante un animal apagado, que fue a menos. De nuevo, falló con la espada.

Carlos Ochoa contó con un lote deslucido ante el que se mostró voluntarioso. Tuvo como primer oponente a un ejemplar flojo, que se quebrantó en una voltereta y perdió las manos por su blandura. El diestro, que brindó al matador de toros Miguel Rodríguez, realizó una labor que no despertó emoción alguna.

Con el que cerró plaza, otro novillo con hechuras de toro, Ochoa anduvo porfión ante un enemigo con movilidad, sin clase ni fijeza, que fue a menos. Mató de media estocada, tras escuchar un aviso.

Mal comienzo en el recién estrenado San Isidro 2018. El personal salió frío ante un espectáculo que resultó insulso.

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