feria de san isidro 2014 | confirmación de alternativa de andrés romero

La muerte se llevó el Triunfo

  • Andrés Romero confirmó alternativa en Las Ventas El mal uso de los aceros condiciona una tarde en la que sólo Ventura y Leonardo lograron una oreja

Pareció una tarde de fútbol en las Ventas. Todo el mundo con el oído pegado a ese final de liga. Así que no es de extrañar que una de las mayores ovaciones, la que más de acuerdo puso al tendido, fue el final del partido del Atleti. Leonardo no se enteró bien de qué iba la cosa porque andaba luchando por ese entonces con el manso y rajado toro de Bohórquez que tenía enfrente. No fue corrida fácil para los rejoneadores, que se las tuvieron que ver con toros pegados a tablas, aquerenciados en la comodidad de la mansedumbre y pegando arreones cuando vieron caballos en desventaja.

Era la tarde esperada de Romero y, aunque el sabor amargo de irse de vacío pueda estar pesando en el balance escueto de una crónica, quede por todo lo alto la dignidad y el arriesgar que en todo momento puso el de Escacena a beneficio de una lidia en la que también se terminó topando con un toro rajado y a menos.

No entiendo que hayan sido nervios de debutante los que se hayan llevado de un tirón algún trofeo para el que, sin duda, había méritos, pero amigo, esto de la suerte suprema manda y cuando no se culmina de manera determinante en el primer envite, está claro que el escenario de una plaza de gran categoría como es Madrid pesa para que todo quede oscurecido ante el resultado de una tarde.

Debe quedar un poso de satisfacción personal porque hubo dos faenas con toda la carne en el asador. La de la confirmación, porque había mimbres por donde amarrar una faena en la que Guajiro fue eje fundamental con el que llevarlas arriba, aunque ya habían cumplido con creces Carbón en ese primer tercio y Conquistador, que mostró una soltura y una valentía grande para entrar en los terrenos del de Bohórquez, que fue uno de los que más temple tuvo en su lidia, aunque con algún amago de no perderle la cara a sus hermanos de encierro.

Frente al sexto, Romero tuvo que arriesgar porque el manso sólo se encelaba cuando tenía ventaja en el embroque. Laborioso, templado con una lidia en la que de nuevo Carbón y Guajiro fueron valientes en unos terrenos donde el sexto apretó con cierta violencia buscando presa.

Andaba la plaza predispuesta en el aprecio al de Escacena. Las piruetas en la cara del toro a costa de Guajiro y los quiebros ajustados batiendo al pitón contrario eran poderosos méritos como para apuntarse al carro de Ventura y Leonardo, quienes habían estado prestos en encontrar la certeza con sendos rejonazos. Pero tampoco fue en esta una faena que se había ido a más con la confianza que Bambú y Cantú aportaron a la lidia, y la tarde se cerró con las palmas de cariño, pero también de justicia con llas que el público de Las Ventas remató todas las buenas cosas que el debutante de la tarde había concretado en la lidia.

Leonardo se llevó el lote completo en cuanto a mansos y rajados se mostraron en la lidia los dos de Bohórquez. Costó trabajo inventarse una faena ante tanto descaro con el que su primero se refugió en tablas. Todo un mundo era ese reto de echarle encima los caballos para salir, cuanto menos, cumplidor de una faena que costaba vender al tendido. El remate de un rejón que descordó dejó sin premio esa faena, a pesar de esa petición a la que el palco puso cordura.

Más de lo mismo en el quinto. Salía a su aire de los embroques. Suelto y distraído sin más. En éste, el oficio de Leonardo impuso su ley y poco a poco hilvanó una faena muy trabajada y elegante a la que un acertado rejón de muerte certificó con una oreja.

Dos toros de distinta condición cuajaron el lote de Ventura. Un primero, con más condiciones positivas que el resto de la corrida y, un sexto, al que una sensacional cuadra y un excelente jinete cuajaron con mucha soltura. Diego aprovechó la bonanza de ese segundo toro de la tarde y cuajó con Milagro y Remate una meritoria faena que después vendrían a emborronar tres pinchazos en la suerte suprema.

El mérito de esa oreja que le cortó al cuarto de la tarde debe de apuntarse en el haber de ese gran caballo que es Nazarí, en el que el de La Puebla se apoyó para encelar una embestida descreída y falta de ritmo.

Faena de menos a más y cuajada con el remate poderoso de un rejón que tiró patas arribas al toro. Oreja de peso para un rejoneador en sazón y con argumentos de figura que tira de eses afán de triunfo, al que si no estropean ayer los aceros le hubiese aupado a una nueva Puerta Grande en Madrid.

Dicho queda que fue tarde de pinchazos y, aunque se llevó el rotundo triunfo de los tres actuantes, está claro que el que más se hacia necesario fue el de Romero.

Ello no quita para que la sensación de torero que el rejoneador onubense ha dejado ante mucha audiencia haya sido muy notable.

El camino ya está marcado y, con las dos plazas más importantes del toreo ya visitadas, a Romero le espera sin duda una ilusionante temporada.

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