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El Cádiz muere con las botas puestas ante un potente Sevilla

  • El conjunto de Jiménez apela a sus individualidades para ir menguando el empuje amarillo y logra su quinto entorchado gracias a dos goles de Chevantón y uno de Adriano

La individualidad goleó al grupo. La calidad se impuso a la entrega. Se cumplió el guión en la final y el Sevilla conquistó su quinto Trofeo Carranza. Goliat pudo con David y el octavo del Cádiz debe esperar.

Esta vez pudo haber respeto, pero no miedo. El equipo de Javi Gracia, con serios cambios respecto al partido de semifinales, salió al césped a jugar de tú a tú a otro equipo, el de Manolo Jiménez, que está cargado de envidiosas dosis de genialidad. Qué manera de vender y qué manera de comprar. Con esa política, raro es que le salpique la crisis al club hispalense.

En la portería, Dani relevó a Kiko Casilla, uno de los hombres más sobresalientes el pasado jueves. El canterano demostró que también está capacitado para defender el color amarillo que llevan el resto de compañeros. Tuvo buenas salidas por arriba y algún que otro mano a mano en el que se salió con la suya. Nada pudo hacer en los goles. En ninguno de los tres.

La defensa cadista sí que pudo hacer algo más. Aunque volvió a salir ordenada, había jugadores vestidos de blanco que saben hipnotizar a sus rivales para después actuar a su antojo entre las sombras de las dudas. Y ayer era muy difícil calibrar cuándo se produjo un fallo local o cuándo una diablura visitante. Que Mansilla tiene altura es obvio, pero por debajo deja mucho que desear. Un fallo suyo habilitó a Kone, que casi marca a las primeras de cambio, poco después de que Navas, muy activo, avisara por primera vez. Tuvo pinta de fallo, más que de diablura. Dani Fragoso también anduvo dubitativo, pero qué decir ante el empuje de jugadores de Navas, Romaric, Chevantón, Renato.. Mal día el de ayer para sacar la lupa.

Y tras un fallo local, una diablura visitante. El propio Navas centraba al área desde la banda derecha, Kone tocaba de tacón hacia Chevantón y el uruguayo, libre de marca, abría la veda para los hispalenses. Fue una jugada de libro que frenó el empuje de los amarillos, que siguen apostando por el toque para tratar el balón y que se mostraban dispuestos a morir, pero sólo con las botas puestas. Saludable imagen dejó el nuevo equipo de Javier Gracia. Pero si el jueves ante el Athletic se pudo llegar a portería y marcar dos goles, en la final ante el Sevilla apenas se pudo merodear por el área de Javi Varas. Demasiado rival.

Fran Cortés no pudo moverse entre líneas con la facilidad de otras veces, pero sigue con su proyección a base de desparpajo y golpes de calidad. Fleurquin y Bezares, bastante tuvieron con frenar las acometidas hispalenses. El guadiareño y Raúl López sudaron la camiseta hasta el último segundo. Impresionante el final de partido del lateral jerezano, pese a las incursiones de Navas.

La calidad, estaba escrito en el guión, se imponía a la entrega. Aún así, al descanso se llegaba con tan sólo con un gol de desventaja y la ilusión casi intacta. En la reanudación, más de lo mismo, pero con el guión desarrollándose a mayor velocidad.

Mientras López Silva dejaba algún detalle, Acuña volvía a dar más arena que cal sobre la banda. Manu Barreiro volvía a dejar claro que será un jugador interesante para Segunda B.Su altura, su forma de moverse, y la calidad para bajar bajar balones colgados y mirar a las bandas son armas interesantes. El gallego hacía lo que podía. No así el Sevilla, que hacía lo que quería. Así, Maresca, que entró tras el descanso, se puso de acuerdo con Dani Fragoso para regalar el 0-2 a Chevantón.

Los cambios no fueron igual para unos que para otros: la calidad también vive en los banquillos. Adriano, tras una gran jugada de Jesús Navas por la banda derecha, marcaba a placer el cero a tres en el minuto 69. Carlos debutaba, pero no había lupa para observarle...

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