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Turismo de Andalucía

Turismo: un salvavidas de la economía

Tomás Monago

Ahora mismo no hay duda. El turístico es el sector que lidera la economía andaluza, pero, con la depresión general actual es más un salvavidas que una locomotora. El año pasado fue bueno, muy bueno, con un verano que ya pasa por ser el mejor de la historia en cuanto a visitantes. Sin embargo, en el ambiente planea la idea de que ésta no es una situación estructural y que se debe en gran parte a que las revueltas en los países árabes han enfocado el turismo internacional hacia los países clásicos, en detrimento de los emergentes. De hecho, la patronal turística Exceltur atribuye la mitad del crecimiento de la riqueza en el turismo en 2011 a este fenómeno.

En Andalucía los datos lo demuestran. La comunidad es la cuarta en visitantes extranjeros y la primera en la recepción de nacionales. Pues bien, el buen año -en especial, el verano- se ha debido en un porcentaje altísimo al incremento del turismo internacional. En total, la región recibió a 21,8 millones de personas (+2,3%), de las cuales 7,8 millones procedían de fuera de nuestras fronteras. Pero mientras el movimiento de españoles se mantuvo prácticamente plano, el de extranjeros repuntó un 6% respecto a 2010, que ya había sido un buen año. Además, los visitantes foráneos aumentaron su peso significativamente en estancias hoteleras, hasta alcanzar casi la mitad de los 42,1 millones de estancias, con un repunte de dos dígitos: 12,6% más. También asumieron más de la mitad del gasto, es decir, 8.069 millones de los 15.400 (+0,8%) que se quedaron en la región como consecuencia de la actividad turística. El leve crecimiento del gasto en porcentaje respecto a 2010 refleja, por otro lado, que el incremento de visitas no se ha visto acompañado por un turismo con mayor poder adquisitivo o dispuesto a quedarse más tiempo. La estancia se ha mantenido, respecto a 2010, en nueve días, el gasto diario fue de 60,4 euros, prácticamente la misma que el año pasado. Para el sector hotelero, el año ha sido mejor que el anterior, pero más por una subida de ingresos medios por habitación (+6,4%) -debida a un cierto repunte de los precios, que se encontraban hundidos- que por un aumento efectivo de la ocupación (+1,35%). Ésta se ha situado en el 46,5% medio a lo largo del año, y todavía parece insuficiente como para que se produzca un crecimiento significativo en la inversión hotelera, como demuestra el hecho de que la oferta se haya mantenido prácticamente estable (+0,2%). Si atendemos a la distribución por provincias, Córdoba y Granada, sobre todo la primera, son las que más crecen en actividad hotelera, lo que refleja un avance en la diversificación. Sevilla y Málaga también se han beneficiado, pero lo han hecho amparadas más en el crecimiento del turismo internacional. De hecho, los aeropuertos de estas dos capitales protagonizaron las mayores subidas de viajeros, sobre todo el hispalense, con un incremento récord del 17,2%. Almería, Cádiz y Jaén han pagado el descenso del turismo nacional, que no han podido compensar con la afluencia foránea; y Huelva sí ha visto incrementada la demanda de españoles pero ha bajado la llegada de extranjeros.

En el empleo, el año ha sido mejor que en el resto de sectores. De hecho, ha sido uno de los pocos en el que ha aumentado la ocupación (+2,6%), lo que ha significado la creación de aproximadamente 8.000 puestos de trabajo en la región. Es un buen dato, al menos no es malo, pero para ser un año récord en cuanto a cifras parece insuficiente. En este moderado avance de la ocupación laboral tiene que ver que el gasto total de los turistas apenas haya crecido. También parece influir un pecado del turismo andaluz que no termina de corregirse y que impide un aumento del empleo mayor y más sostenido: la estacionalidad. La tasa de temporalidad en el sector se sitúa en el 45,2%, nueve puntos por encima de la media nacional y, según denuncia Comisiones Obreras, los contratos a tiempo parcial han alcanzado ya en el 30%. La crisis ha terminado acentuando además la estacionalidad en el litoral, donde algunos hoteles han apostado por cerrar en invierno y abrir solamente algunos meses, ante el evidente descenso de la rentabilidad respecto a hace unos años. El objetivo para los próximos años debe ser precisamente ese, el de corregir la estacionalidad. El hecho es que el buen verano contrasta con un invierno en el que se han registrado descensos en visitantes extranjeros, en enero y febrero, y con un mes de noviembre también malo (diciembre sí ha sido bueno).

Otro reto debe ser retener a esos turistas que han elegido Andalucía en detrimento de los países donde ha estallado la primavera árabe. La inestabilidad en esa región no va a ser permanente y, por eso, el trabajo en mercados de gran crecimiento en 2011 como Reino Unido va a ser fundamental. Este país se ha visto beneficiado por el cambio favorable de la libra frente al euro, y es posible que, si la crisis en la Eurozona continúa, otros segmentos como el norteamericano, el ruso e incluso el chino encuentren más barato viajar a Andalucía, que tiene que aprovechar una corriente que no se sabe cuánto tiempo tendrá a favor.

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