Joaquín Aurioles

Profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Málaga

AS perspectivas a medio plazo para el turismo internacional dibujan un escenario de crecimiento que permitirá elevar el número de viajes desde los 1.000 millones que se alcanzarán en 2012 hasta los 1.600 previstos para 2020, así como cambios en el mapa de flujos como consecuencia del ascenso de algunos mercados emergentes, especialmente orientales, en detrimento de los más consolidados. El turismo español estaría entre estos últimos, aunque a corto plazo continuará beneficiándose de su sólida posición competitiva en sus mercados tradicionales y de unas expectativas favorables para seguir creciendo en algunos de los emergentes más prometedores, como Europa oriental.

Según el Informe de World Economic Forum para 2011, España es el octavo país del mundo en  términos de competitividad turística, tras descender dos posiciones con respecto a 2009, aunque en movimiento de viajeros y volumen de negocio seguimos a la cabeza del sector a nivel internacional. Con 52,7 millones de turistas en 2010 según OMT y un aumento de 4 millones en 2011, según Frontur, España fue desplazada por China del tercer puesto del ranking de entrada de turistas de la OMT, aunque sigue siendo el segundo con mayor volumen de ingresos (52,5 millones de dólares, según OMT), en esta ocasión por detrás de Estados Unidos y por delante de Francia y China. Estos cuatro países integran, por el momento, el póker de ases del sector a escala internacional, influyendo decisivamente en la estructura empresarial que, a su vez, es el reflejo de las características dominantes en los tres principales mercados regionales del mundo: el de la Europa occidental y mediterránea, que captura el 34,8% del movimiento turístico mundial; el del nordeste y sudeste asiático (19,6% del total) y el norteamericano (10,3%).

Desde un punto de vista empresarial, la escena internacional está fuertemente marcada por el tamaño del turismo doméstico en Estados Unidos y China. El primero estima en 1.200 millones el número de viajes turísticos interiores, mientras que en China la estimación correspondiente a 2004 ya apuntaba la cifra de 1.100 millones de desplazamientos, lo que significa que sólo uno de cada 26 turistas chinos viaja fuera de su país. El tamaño del sector turístico en Estados Unidos y China está, por tanto, fuertemente condicionado por los viajes domésticos y explica que el Top-10 de las empresas turísticas mundiales  que cotizan en bolsa esté dominado por cinco compañías norteamericanas (Marriot, Starwood, Delta, Southwest y United) y dos Chinas (Air China y China Southern). También figura la española Amadeus con 6.420 millones de capitalización bursátil, una empresa tecnológica ejemplar que se cuela en este selecto grupo de aerolíneas y grandes cadenas hoteleras que completan Singapore Airline y la irlandesa Ryanair. No figuran en este ranking algunas no cotizadas tan relumbrantes como Best Western, que se autoproclama como la mayor cadena hotelera del mundo, Hilton, Radisson o Emirates, así como otras grandes compañías aéreas de bandera con capacidad suficiente para formar parte del grupo. 

Las principales empresas europeas aparecen en el segundo escalón del ranking, lideradas por la francesa Accord, junto a Lufthansa, Tui, Easyjet y Air France. Dentro de este grupo aparece por primera vez la figura de IAG, el gigante surgido de la fusión entre Iberia y British Airways, que ocupa la decimoséptima posición entre las empresas turísticas más grandes del mundo y entre las diez principales aerolíneas.

Para apreciar la presencia de cadenas hoteleras españolas hay que llegar al Top-30, con Meliá en la posición 23 (350 hoteles y 87.000 habitaciones repartidas por 35 países) y NH Hoteles en la 25 (397 establecimientos y 58.000 habitaciones en 24 países) que, a su vez, corresponden a las posiciones séptima y octava entre las principales cadenas hoteleras del mundo que cotizan en bolsa. La lista de las 30 mayores empresas turísticas mundiales se completa con la presencia de Vueling en la posición 29. El resultado final es que cinco grupos empresariales españoles figuran entre las 30 de mayor tamaño en el sector, lo que nos  confirma como la segunda potencia empresarial internacional, por detrás de Estados Unidos y por delante de China, Reino Unido y Alemania.

La nómina de cadenas hoteleras españolas con fuerte presencia internacional continúa con los 160 establecimientos de Barceló en 17 países, Husa, Riu e Iberostar, cada uno de ellos con más de 100 hoteles. En el importante desarrollo que la industria hotelera española ha experimentado durante el último medio siglo hay que destacar que buena parte del mismo tiene su origen en el esfuerzo pionero de los primeros promotores, lo que ayuda a entender que siete de las diez principales cadenas mantengan su sede social en Baleares, contribuyendo al fuerte enraizamiento del turismo en la sociedad y en la prosperidad de su economía. Las otras tres cadenas tienen su residencia en Cataluña y Madrid, lo que obliga a reconocer que el importante desarrollo que ha experimentado el sector en el resto de las regiones turísticas españolas, entre ellas Andalucía, no ha venido acompañado del deseable desarrollo empresarial, salvo honrosas excepciones, y que una parte del capital humano y tecnológico acumulado durante más de cinco décadas no ha conseguido desarrollar todavía todo su potencial de creación de valor.