Sevilla ayer y hoy

Astillero desde época romana (I)

  • PRÓXIMA ENTREGA Miércoles, 14 de diciembre..Cerrar el Astillero de Sevilla sería un error histórico irreversible y una falta de sensibilidad sociopolítica e imaginación ante los problemas económicos cíclicos, además de una injusticia social

LOS valores propios y añadidos de la factoría naval, Astilleros de Sevilla, han sido básicos para la economía sevillana en todos los tiempos y base de proyección futura. Los orígenes de la decadencia socioeconómica con la que Sevilla afrontó el siglo XX, tuvieron sus raíces en la centuria decimonónica, heredera a su vez de la crisis apenas superada que provocó el final del ciclo sevillano como Puerto de Indias en los siglos XVI y XVII. Pero antes de la Sevilla del Imperio también el puerto y la construcción naval fueron básicos en la socio economía de las épocas romana y árabe, de todo el Medioevo y de las Edades Moderna y Contemporánea, como resume un artículo firmado por Juan Antonio Ruiz Giraldo e incluido en el libro Historia del Astillero de Sevilla (Izar), 2003. Astilleros de Sevilla fue inaugurado en 1956, y que en 1960 llegó a construir catorce barcos, una marca luego nunca igualada. Por eso, cuando se plantea el cierre de Astilleros de Sevilla, se titule como se titule ahora, no tenemos más remedio que mirar hacia la historia y alertar del enorme error que supondría no salvar esta industria básica. Y más aún cuando la nueva esclusa abre perspectivas inéditas para las posibles construcciones de los Astilleros sevillanos.

La historia del Astillero es paralela al río, en todos los tiempos. En los comienzos del siglo XX, como durante casi la mayor parte de los años transcurridos hasta la Exposición Universal de 1992, la ciudad vivió más de espaldas que de frente al río Guadalquivir como vía navegable e instrumento mercantil de los que dependía -y sigue dependiendo- su evolución económica. Curiosamente, las más enconadas polémicas han surgido siempre por sus caracteres estéticos, mientras se dejaba morir poco a poco la excepcional riqueza que supone contar con el único puerto interior del país y estar en un enclave con extenso hinterland necesitado de comunicación con el exterior.

"Nuestro crecimiento -afirmó Manuel A. Fernández González, presidente de la Autoridad Portuaria- ha sido récord, pero ya casi hemos tocado techo con nuestras posibilidades actuales". Según el citado presidente, el puerto de Sevilla se diferencia de otros en ser limpio, porque el tipo de mercancías que mueve es respetuoso con el medio ambiente. El puerto está aumentando la oferta de suelo industrial y desarrollando sus cualidades de enclave logístico, y sin duda alguna, con las actuaciones proyectadas, el puerto sevillano podría duplicar el tráfico en unos diez años.

La realidad es que la situación actual es muy positiva en comunicaciones; hay buenos accesos por carreteras y ferrocarril, pero pueden mejorarse con la conexión a la futura SE-40, y la expansión de la zona portuaria tiene posibilidades hacia el sur, río abajo.

Las asignaturas pendientes del puerto eran la nueva esclusa, un proyecto ya feliz realidad, y la viabilidad del Astillero. Cerrar el Astillero de Sevilla sería un error histórico irreversible y una falta de sensibilidad sociopolítica e imaginación ante los problemas económicos cíclicos, además de una injusticia social.

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