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La Casa de la Ciencia cobra vida en su exterior

  • El proyecto del museo será fruto de un proceso participativo en el que se incluyen expertos, alumnos y usuarios, entre otros

Actividad escolar en el exterior del Museo Casa de la Ciencia.

Actividad escolar en el exterior del Museo Casa de la Ciencia. / m. g.

El Museo Casa de la Ciencia de Sevilla, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), tiene prevista su ampliación en los próximos meses y, además, quiere hacerlo contando con la participación de expertos y de los usuarios del museo. Para ello, ha puesto en marcha el proyecto Ciencia al Descubierto, que arranca con el objetivo de, tras un proceso participativo, lograr un proyecto museístico para los exteriores del museo que satisfaga a los usuarios del mismo.

De esta forma, La Casa de la Ciencia, con una media anual de visitas de 80.000 personas, pretende poner en marcha un espacio pionero de 3.000 metros cuadrados en el que, con la ayuda de expertos de diferentes disciplinas (pedagogos, psicólogos, arquitectos, paisajistas, etc.) se pueda experimentar, conocer y jugar. Por otra parte, se pretende abrir el proyecto y que tome dimensión de ciencia ciudadana. Además de la colaboración de estos expertos, se propone contar con un periodo delimitado de participación de los usuarios en el diseño de la propuesta, a través de talleres in situ y cuestionarios on line.

Por lo tanto, comienza una fase de colaboración en un proyecto con tres vías de apertura: con la opinión de expertos, la participación pública y por último formación del profesorado en el tema de la gestión de espacios educativos.

Son varias las razones que impulsan a acometer este proyecto: por una parte, la posibilidad de realizar actividades en el espacio exterior permite ampliar la oferta del museo y, por tanto, aumentar su capacidad para recibir visitantes. Contar con un espacio exterior flexible y cualificado hará posible organizar mayor número de exposiciones y talleres, así como otras actividades como conciertos, obras de teatro o cine de verano, entre otras. En segundo lugar, y tras el rodaje de estos primeros años desde la apertura del museo, para mejorar la calidad de las visitas.

Se pretende que el diseño final del espacio a transformar contenga como valor principal su carácter participativo y que atienda a principios pedagógicos y de estimulación sensorial. Para ello se ha definido una metodología de trabajo propia para este proyecto, que con el desarrollo de dos fases complementarias al diseño del espacio en sí consiga la inclusión de esos dos valores.

La primera de ellas será un proceso participativo dirigido a distintos agentes que se formalizará en diferentes herramientas de participación (encuestas, mesas de trabajo, talleres, etc.). La segunda será un proceso de co-creación basado en el intercambio con expertos en diferentes disciplinas: paisajistas, pedagogos, psicólogos, arquitectos especialistas en patrimonio, científicos, docentes de todos los ciclos educativos de 0 a 18 años, especialistas en equipamiento y mobiliario infantil, etcétera. Se establecerán mesas de trabajo con todos ellos con el fin de aumentar el contenido y trasfondo del diseño final.

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