TRÁFICO Cuatro jóvenes hospitalizados en Sevilla tras un accidente de tráfico

Vivir en Sevilla

Cuentos que sirven de ayuda y terapia

  • Un niño de 10 años publica su primer libro de relatos Con la venta de 'Encuent(r)os con Rubén' alivia los gastos ocasionados por su enfermedad.

Dicen que hay veces que la mejor cura, o al menos la mejor manera de enfrentarse a una enfermedad, no siempre está en los propios medicamentos, que hay otros remedios capaces de sanar cuerpo y alma, aunque eso no tenga una explicación científica ni fundamento lógico. Pero, en algunos casos, una buena afición y dedicar tiempo a una gran pasión es capaz de conseguir más que todos los fármacos del mundo juntos. Y si no, que se lo digan a Rubén Darío Ávalos Flores, un niño de 10 años con una enfermedad de las denominadas raras que, lejos de dejarse arrinconar por ella, ha conseguido sacarle el punto positivo.

Nacido en Paraguay, Rubén es un niño que desde muy pequeño sufría dolores que le impedían dormir. Después de hacerle múltiples pruebas en su país, no consiguieron averiguar qué era lo que le estaba haciendo pasar ese calvario. Cansada de ir de hospital en hospital y ver cómo su pequeño cada vez estaba peor, su madre, Liliana Flores, decidió probar suerte en España. Así fue como llegaron a Sevilla, donde, después de cuatro días de pruebas, dieron con la solución. Una enfermedad llamada histiocitosis estaba trastornando su sistema inmunológico. Esta afección consiste en una serie de trastornos que hacen aumentar de manera anormal la cantidad de células inmunitarias, denominadas histiocitos. El tratamiento es similar al que reciben los pacientes de cáncer, así que Rubén empezó a recibir quimioterapia desde muy pequeño. Pero los niños están hechos de otra pasta y Rubén lo ha demostrado con creces.

Como es normal, su madre hizo todo lo posible por hacer de su vida lo más normal del mundo. Le compró juguetes para que se entretuviese, le dedicó tiempo y le puso por delante todo lo que un niño pudiese desear. Pero no era suficiente, a Rubén jugar se le quedaba corto y necesitaba más. Es entonces cuando a su desesperada madre se le ocurrió la idea de acercarlo al mundo de la lectura y que, de este modo, pudiese evadirse de todo. Desde el primer momento, el niño se dejó encandilar por el reguero de letras que pasaron frente a sus ojos y fue saltando de libro en libro hasta toparse con los grandes de la literatura universal. Cortázar, Borges, García Márquez, Cervantes, todos terminaban enamorándolo. Hasta que un día se decidió a ser él quien juntase las letras y escribiese sus propios libros.

Tanto había leído Rubén que en su cabeza las historias se agolpaban y, claro, era cuestión de tiempo que empezaran a salir a borbotones. Como todos los niños de su edad, Rubén ha visto todos los capítulos de Bob Esponja, pero al haber leído historias como Moby Dick, que lo máximo a lo que aspirase esa esponja fuera a vivir en una piña debajo del mar se le antojaba demasiado insulso. Entonces decidió que era el momento de fusionar la vida del popular porífero con la de los personajes de grandes obras literarias como Don Quijote. Unas parodias que tuvieron éxito en el hospital en el que Rubén pasaba y pasa la mayor parte de su tiempo. A los niños de su planta le gustaban sus historias, así que a Liliana se le ocurrió ir a una copistería y sacar alguna copia para comercializarla. Así empezó la historia de este joven escritor que con 10 años ha cumplido su sueño tras publicar su primer libro, Encuent(r)os con Rubén (Ed. Punto Rojo). Una recopilación de todos los cuentos que ha escrito. "Es lo que más feliz me hace en el mundo, escribir y que se publique mi trabajo", dice con seguridad.

Nacido en la era digital, cabía esperar que los videojuegos acaparasen todo su tiempo, pero el pequeño escritor lo tiene muy claro: "Escribir es lo mejor que me ha pasado porque puedo ir donde quiera, sin ponerle freno a mi imaginación y además ampliar mi vocabulario".

Gracias a la lectura y la escritura, Rubén ha conseguido ser un niño feliz con sueños y aspiraciones, como poder crear una universidad en la que se aprenda a ser escritor. Mientras, ayuda a su madre a pagar el alquiler con los beneficios del libro.

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