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Objetos como excusa para crear formas perfectas

birimbao

Si en exposiciones anteriores, la realidad de Juan Carlos Lázaro se ocultaba tras veladuras de misterio, en esta ocasión, las obras que presenta en la galería Birimbao -óleo sobre lienzo y lápiz sobre papel- ofrecen una figuración realista que resalta lo determinante del objeto. La muestra Pinturas y dibujos 2014-2016, que se inauguró ayer, puede verse hasta el próximo 27 de mayo.

Objetos que son excusa para la creación de formas perfectas que cubren los espacios del lienzo y que se hacen livianas gracias al derroche de conocimiento e imaginación, el dominio de la luz y el manejo magistral del color. Variaciones de amarillos convertidos a veces en un verde otoñal, blancos serenísimos. Ciertos objetos marcados en grises metálicos, se adivinan inalterables al tiempo. En una de las obras, el filo áureo del plato de fina porcelana se hace círculo perfecto para servir la rama seca del jardín, cómo Salomé recibió, en bandeja de plata, la cabeza del Bautista. Todo esto se aprecia en la obra de Juan Carlos Lázaro.

Todos los cuadros expuestos son, en realidad, pretextos para ejercicios que buscan el sentido metafísico de los objetos. ¿Qué son? ¿Para qué sirven? ¿Por qué el artista los ha elegido? ¿Cómo los ofrece tan bellos? En resumen, todos ellos son manifestaciones únicas, de momentos únicos que el artista quiere compartir con los observadores.

Dentro de su obra hay que resaltar el juego magnífico y sutil de sombras de cada uno de los cuadros, determinando espacio y tiempo en cada modelo elegido. Pero no es el único aspecto llamativo, también hay que hacer alusión al conjunto de la exposición, produciendo un cierto halo hierático que destila un ambiente musical. Como si todos los trabajos proyectasen una banda sonora que sólo se escucha interiormente, al estilo, por ejemplo, de la que James Horner, compuso para Braveheart. Música bella y actual para una historia de la Escocia de finales del siglo XIII. Pintura actualísima y bella para un género, naturaleza muerta que, si a finales del siglo XVI empezó a buscar espacio propio, sigue manifestando con acierto, la eternidad del arte.

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