Vivir en Sevilla

La Sevilla de oro y polvo que plasmó en su obra

  • Ispavilia inicia su recorrido sobre el príncipe de los ingenios desde la Feria del Libro en la Plaza Nueva

"Una vida plagada de aventuras, se haría una película buena con ella". Cervantes, entre otras curiosidades, participó en la batalla de Lepanto, fue rescatado de su cautiverio en Argel por los trinitarios y pasó varios meses en la cárcel real de Sevilla, que se situó al final de la calle Sierpes y donde dice la tradición que engendró al Quijote. Una biografía que Jesús Pozuelo, intérprete del patrimonio y gestor cultural de Ispavilia, resume frente al busto del príncipe de los ingenios españoles en la calle Entrecárceles, la primera parada de la ruta La Sevilla de Cervantes, que hoy parte desde la Feria del Libro en la Plaza Nueva, pues la actividad forma parte de la programación de la cita literaria.

La Sevilla de oro y polvo que Cervantes vivió y plasmó en su obra, sobre todo en Rinconete y Cortadillo y El coloquio de los perros, ésa es la que se descubre a quien se anime a participar en este itinerario de algo más de dos horas. De oro porque la década que Cervantes pasó en la puerta de las Indias fue precisamente la de mayor esplendor de la historia de la ciudad, según señala Pozuelo, y de polvo porque la grandeza por ser el centro económico de la época convivió con la corrupción que afectó a todos los estamentos sociales y el alto grado de miseria y delincuencia entre sus más de 100.000 habitantes.

Tres cosas se decía en tiempos de Cervantes que el rey debía controlar en Sevilla y Jesús Pozuelo lo explica a lo largo de varias paradas en la zona de la Alfalfa: espacios comerciales de la época. "La calle de la Costanilla -actual Cuesta del Rosario-, la calle de la Caza, también de la Gallinería -calle Huelva- y el Matadero- que se situó en la Puerta de la Carne- son estas cuentas pendientes del monarca", cita el guía. El anuncio, que realiza en la Plaza de la Pescadería con el azulejo que en la Cuesta del Rosario alude al escritor como recurso, continúa con la aclaración de que la antigua zona de la Costanilla tenía un aspecto diferente en aquel tiempo: estaba lleno de callejuelas y recobecos que facilitaban la huida a los ladrones y pícaros que el padre del Quijote conoció y retrató. El gestor de Ispavilia menciona durante la ruta otros espacios que Miguel de Cervantes conoció con otra fisonomía. En la Plaza de la Alfalfa, Pozuelo menciona a la carnicería real que ocupó prácticamente todo el espacio, en la Plaza de San Francisco al aspecto del ayuntamiento, casi original al que proyectó Diego de Riaño, y en la Plaza de la Virgen de los Reyes al Corral de los Olmos, antiguo Consistorio que el príncipe de los ingenios españoles vivió convertido en bodegón y que cita en El rufián dichoso.

El itinerario también discurre por la casa de Tomás Gutiérrez -donde se alojó el escritor- y el Compás de la Laguna -el mayor prostíbulo de Europa y donde se ejerció el oficio de manera regulada- , entre otras localizaciones, y se finaliza en el monumento a la tolerancia de Chillida recordando cómo fue la Triana del tiempo cervantino.

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