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CRISTINA TÉBAR. EXPERTA EN EL MÉTODO MONTESSORI

"Nuestra labor de padres no es inculcar nada, sino guiar"

  • La autora de 'Montessori en casa' desgrana algunas claves de esta educación alternativa cada vez más extendida, en la que "seguir al niño" es la máxima

Cristina Tébar, experta en pedagogía Montessori.

Cristina Tébar, experta en pedagogía Montessori. / m. g.

Cristina Tébar es autora de Montessori en Casa, el primer libro sobre educación Montessori de un autor español. La experta en este sistema pedagógico y con miles de seguidores en las redes sociales -sólo en Facebook roza los 170.000-, ofrece en su libro las claves para integrar este enfoque en la educación de los hijos.

-¿Cómo comenzó su 'aventura' Montessori?

-Cuando nació mi primer hijo empecé a seguir blogs de maternidad, de actividades para niños, a buscar ideas en Pinterest, y empecé a ver un montón de actividades Montessori o inspiradas en Montessori que me llamaron la atención. Así llegué a varios blogs, entre ellos How we Montessori, que se convirtió en uno de mis favoritos. Y me gustó tanto lo que leí que quise profundizar un poco más. Empecé a leer libros y cuanto más aprendía sobre la filosofía Montessori más me enganchaba, ¡y así hasta ahora!

-Uno de sus libros se titula, Montessori en casa, el cambio empieza en tu familia. ¿Cuál es el primer paso para ese cambio?

-Siempre digo que el primer cambio y el más esencial es el que debemos realizar los adultos, especialmente como madres y padres. Se trata de cambiar nuestra mirada hacia la infancia, de entender que nuestra labor no es inculcarles nada, sino guiarles y acompañarles en su desarrollo desde el respeto.

-¿Cuáles son las tres reglas básicas de esta pedagogía?

-La principal es seguir al niño. Es una máxima de la filosofía Montessori que creo que abarca todo lo demás. Si somos capaces de observar y entender a los niños y dejarnos guiar por sus intereses y sus necesidades ya estaremos aplicando una buena parte de la filosofía Montessori. Otro punto importante es favorecer la independencia, y ello pasa por crear un ambiente preparado en el que los niños puedan desenvolverse con comodidad y puedan sentirse autónomos y responsables. Y por último añadiría el tema de la concentración. Muchas veces se interrumpe a los niños porque consideramos que lo que están haciendo no es importante, pero luego cuando van creciendo les exigimos que sean capaces de concentrarse. La concentración es algo que se trabaja desde el nacimiento, y los adultos debemos favorecer ese proceso evitando interrumpir innecesariamente a los niños cuando están realizando alguna tarea, por ejemplo jugar.

-Cada vez se escucha más la pedagogía Montessori. ¿Cree que es moda o hay un cambio en la educación familiar?

-Me gusta pensar que no es una moda sino un cambio de paradigma. Cada vez es más evidente que el sistema educativo actual no responde a las necesidades de los niños ni de la sociedad, sino a las necesidades que había durante la Revolución Industrial de educar a los futuros obreros. Esto se lleva sabiendo desde hace tiempo, pero creo que en los últimos años nos hemos hecho más conscientes. Por otra parte, influye el hecho de disponer de internet y de las redes sociales como altavoz para hacer llegar la información a cualquier rincón y como medio de conexión entre familias con intereses similares. Hace 10 ó 15 años, si no estabas conforme con el sistema educativo pero en tu entorno inmediato no conocías a nadie con las mismas inquietudes, tenías una capacidad de acción muy limitada. Pero ahora veo cómo familias y educadores se encuentran gracias a las redes sociales y unen fuerzas para cambiar las cosas. Esta conexión nos hace sentirnos más empoderados. Todo ha conducido a un boom de las pedagogías alternativas en general y de Montessori en particular.

-¿Cómo podemos evitar el fracaso en su aplicación?

-No existe una solución ideal ni una fórmula mágica que funcione para todos los casos. Unas personas están más receptivas que otras a interiorizar ideas nuevas que chocan con las ideas que han tenido durante toda su vida. En algunos casos hay quien incluso puede sentirse ofendido cuando sugerimos una manera de educar diferente a la manera en que esa persona fue educada, la típica reacción de '¡pues a mí no me educaron con Montessori y no he salido tan mal!'. Mi principal consejo es hacer un gran ejercicio de empatía cuando vayamos a comentar o sugerir a un familiar que trate a nuestros hijos de una manera determinada. Es cierto que lo que le estamos pidiendo es que respete nuestra manera de educar a nuestros hijos, pero esa persona también debe sentirse respetada o la cosa no funcionará.

-Estamos acostumbrados a premiar a los hijos cuando hacen las cosas bien y a castigar cuando tienen mal comportamiento. Pero usted considera que es un error. ¿Por qué?

-Con el castigo, por ejemplo, el niño aprende que la próxima vez debe actuar de otra manera para evitar un castigo: 'Si me olvido el abrigo mi madre me castigará'. Pero con una consecuencia natural el niño aprende que la próxima vez debe actuar de otra forma por pura lógica: 'Si me olvido el abrigo tendré frío'. La motivación no le vendrá desde fuera sino desde sí mismo. El castigo es algo impuesto de manera externa, mientras que la consecuencia es algo que va asociado de manera natural al acto en cuestión.

-¿Qué mensaje lanzaría a los padres que han escuchado esta educación y dudan de aplicarla?

-El objetivo último que perseguía María Montessori era educar para la paz, más allá de que los niños aprendieran a leer o a hacer operaciones matemáticas. Su objetivo era ayudarles a convertirse en personas adultas que en vez de buscar su propio beneficio prefieran contribuir al bienestar de la humanidad. Capacidad de tomar decisiones, creatividad y seguridad en sí mismo son algunos de los valores y y aptitudes que un niño puede obtener de una educación Montessori. ¿Quién no lo querría?

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