Es Farmacéutico titular, colabora con la Asociación Española de Farmacéuticos de Artes y Letras (Aefla) y, en temas literarios, con la revista del Consejo General de Colegio de Farmacéuticos. Además es miembro de la Asociación Literaria Alhoja de Sevilla. La pasada semana presentó en el Ateneo de Sevilla sus cuatro últimos poemarios y tiene en marcha otros textos: los poemarios Mi último adiós y Mundo perdido, otro en octava real sobre el Parque Natural de Sierra de Aracena y Picos de Aroche, un libro de sonetos -su composición favorita-, y, en prosa, Confesiones y reflexiones de eternos aprendices, un título que nace de su concepción de "pobre del que se siente maestro en algo". Le faltan horas a sus días para dar forma a tal nivel de exigencia profesional y personal. Amante de la poesía y la música clásicas, sus versos están influidos por sus rigurosas convicciones morales y religiosas, y se convierten en las baldosas de la calzada que constituye su personal búsqueda de la espiritualidad. En sus palabras, "el arte es fruto del espíritu, una consecuencia lógica de él". Gandencia, madre del alma -una elegía a su abuela, una de las personas que más le ha influido-, Poemas de la luz -un homenaje a su esposa-, Manuscrito del alma -una reflexión sobre la trascendencia y Dios- y Denuncia a estas alturas de la historia, donde refleja su desagrado por las injusticias del mundo son sus últimos poemarios.