Los diseñadores trasladan sus desfiles a lugares emblemáticos

La moda no tiene escenarios imposibles

Desfile de Fendi en la Fontana de Trevi, en Roma. / AGENCIAS

Desfile de Fendi en la Fontana de Trevi, en Roma. / AGENCIAS

La moda no tiene escenarios imposibles y los diseñadores saben que todos sus sueños, por locos que parezcan, terminan haciéndose realidad. Da igual si tienen que desplazar un iceberg al centro de París que tienen que fletar un avión hasta el desierto de Gobi o montar una pasarela sobre la mismísima Fontana de Trevi.

La escenografía que montan las grandes firmas a la hora de lanzar al mundo sus nuevas colecciones son dignas de estudio y, en muchos casos, tienen tanto mérito como los diseños lucen las modelos.

Sin lugar a dudas, el mago con mayúsculas de estos escenarios imposibles en el mundo de la moda es Karl Lagerfeld. Tanto sus desfiles de Fendi como, sobre todo, los de Chanel despiertan cada año interés no sólo por el contenido de sus colecciones sino también por el continente en que éstas se presentan al público. Sin ir más lejos, esta misma semana Chanel ha conseguido llevar hasta el corazón de París uno de los rincones más bellos del sureste de Francia, las Gargantas del Verdon, un escenario en el que no faltaron ni la espesa vegetación de la zona ni sus características cascadas y lagos. Cualquier escenario es bueno para que sus colecciones no pasen desapercibidas. Y, para ello, lo mismo convierte el Gran Palais en un supermercado que en un aeropuerto, un casino o una estación espacial con cohete incluido. La pasarela de Chanel también lleva años paseándose por el mundo, donde ha mostrado sus prendas en los rincones más insospechados, como el desfile histórico que realizó el pasado año en Cuba, con el que sorprendió con camisetas que reivindicaban una Chanel Libre en pleno centro de La Habana. Antes de llegar al Caribe ya se había paseado por Grecia y por los míticos estudios de Cinecitá en Roma, por poner sólo un ejemplo. Lagerfeld también ha sorprendido con los desfiles de Fendi, una firma que no ha pasado desapercibida mostrando sus diseños hasta en la Gran Muralla china.

Pero los escenarios imposibles no son sólo cosa del Kaiser. Por poner un ejemplo, Dior se llevó el pasado año a cientos de invitados al desierto de Calabasas, en California, para poner en pie un desfile inspirado en el lejano oeste, con globo aerostático y tiendas de indios incluidos. Aunque no ha sido María Grazia Chiuri la única que se ha fijado en el desierto a la hora de mostrar sus novedades. En 2008 Pierre Cardin montó su pasarela sobre las dunas de Dunhuang, en pleno desierto de Gobi, para mostrar una colección inspirada en los viajes de Marco Polo.

Otros han buscado escenarios históricos, como el desfile que realizó Alexander McQueen en La Conciergerie parisina, antigua prisión en la que estuvo encarcelada la reina María Antonieta antes de su ejecución en la guillotina durante la Revolución francesa, o monumentos únicos, como la Fontana de Trevi, sobre la que desfilaron las modelos de Fendi el año pasado para celebrar el 90 aniversario de la firma.

Tommy Hilfiger es otro de los que sabe sorprender haciendo de sus desfiles auténticos espectáculos. Sólo hay que recordar el parque de atracciones Tommyland que montó el pasado año en California para que pasearan sus modelos, o el campo de fútbol americano que recreó hace dos años en la Semana de la Moda de Nueva York para que sus diseños invadieran el terreno de juego. Ha creado también una playa caribeña a orillas del río Hudson a la que no le faltaban las palmeras o los chiringuitos y todo para que sus modelos lucieran una colección de estilo hippy.

El palacio de Versalles ha sido también el escenario elegido en muchas ocasiones por los grandes diseñadores para mostrar sus colecciones más opulentas, aunque seguramente uno de los desfiles que más se recuerden sea el que realizó el siempre excéntrico John Galiano en los jardines de la Orangerie para celebrar el 60 aniversario de Dior, en el que el gibraltareño salió a saludar vestido de torero.

Saint Lauren ha sabido también sacar pecho en numerosas ocasiones mostrando sus diseños en lugares insospechados, como el desfile que organizó en 1998 la final del Mundial de Fútbol antes del choque entre Francia y Brasil. Este mismo año la firma ha vuelto a brillar en un escenario mágico, con la Torre Eiffel iluminada como telón de fondo.

Los diseñadores españoles también han sacado a la calle sus diseños en más de una ocasión, aunque, sin duda, uno de los desfiles más mágicos fue el que organizó Montesinos en la plaza de toros de Las Ventas en 1985.

Isa Brea

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