Aromas de los cinco continentes: cómo se hace un perfume

Un viaje olfativo por cinco continentes

El delicado proceso de elaboración de un perfume explicado por Perris Monte.

El delicado proceso de elaboración de un perfume explicado por Perris Monte.

Patchouli de Indonesia, cacao de México, rosas de Arabia Saudí o flores de Madagascar. Son algunos de los ingredientes de las ocho fragancias que la marca Perris Monte Carlo presentó a una quincena de afortunados en el centro Cosmeceutical Center. Nicola Cisale, privilegiada nariz de la firma italiana, hizo un recorrido por privilegiados lugares del mundo donde se trabaja con las más valiosas y delicadas materias primas.

Cisale explicó cómo se hacen los perfumes y condujo al público en una cata olfativa en la que se ofrecía la materia prima y el producto final. El viaje olfativo comenzó en Arabia Saudí con las rosas de Taif, de las que se extraen tan sólo 10 mililitros por cada 12.000 flores. Más tarde, hacia el sur: Nosy Be. Una isla perteneciente a Madagascar muy valorada por los perfumistas y en la que crece el Ylang Ylang. Un árbol del que se extraen las flores y se les aplica un complejo proceso de destilación al vapor.

Las nociones de geografía de los perfumes se intercalaban con las pruebas de los mismos, que dejaban caras de sorpresa entre los presentes y el reto de saber captar todos los matices que contienen. Tuberosa, lavanda, bergamota y madera de cedro se unen en una de las fragancias que tiene como base al nardo azteca en México. Precisamente del país americano proviene un perfume a partir del cacao que está inspirado en una leyenda de Moctezuma, gobernante azteca del siglo XVI. Según este mito, bebía un elixir compuesto por cacao molido, cardamomo, pimienta rosa y pimienta negra. Pensaba que ese brebaje le proporcionaba sabiduría.

Por último, Cisale dio mucha importancia al método que extracción que utilizan con el considerado oro negro de los perfumistas: el Oud. Una resina aromática que aparece en la corteza del árbol y del que sólo se utiliza una pequeña y oscura parte. Para ello, inyectan un hongo con el fin de hacerlo totalmente de forma natural. Este proceso puede llegar a alcanzar los siete años de periodicidad, lo cual multiplica su valor de producción.

Álvaro Ochoa

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