Resultado del Derbi Sevilla-Betis

Caparrós recupera la sonrisa sevillista (3-2)

  • El Sevilla se reencuentra con el triunfo en los derbis después de varias decepciones gracias a su mayor efectividad en la suerte suprema

  • El Betis tuvo opciones muy claras, pero Jesé no estuvo acertado ante Vaclik

Los sevillistas serán quienes paseen durante la Semana Santa con el emoticono de la sonrisa instalado en sus rostros. La escuadra nervionense, siempre con el ardor que le proporciona Joaquín Caparrós, fue la más efectiva en el derbi número 130 de los que han litigado oficialmente los dos máximos rivales radicados en esta bendita ciudad llamada Sevilla. Y todo se decidió al final a favor de los blanquirrojos por manejar mejor la suerte suprema del fútbol, pues la verdad es que el litigio no pudo estar más igualado en el contenido, con ambas escuadras buscando hacerle daño al otro incesantemente. Cada uno con sus armas, por supuesto que sí, pero meter cinco veces el balón entre los tres palos no está nada mal para el espectáculo que presencia el espectador neutral.

Por supuesto que lo que goza ese aficionado que nada tiene que ver con unos ni con otros no es extrapolable en ningún sentido a quienes sí tuercen por el Sevilla, el ganador en este caso, o el Betis, que rompe la racha que acumulaba desde la llegada del tándem compuesto por Quique Setién y Lorenzo Serra. Si los amantes del fútbol se lo pasaron realmente bien con el espectáculo en su globalidad, no se puede decir lo mismo de los afectados por el hinchismo. Porque ésos, los que sufren y gozan con este deporte, lo pasaron mal en los dos bandos hasta que Hernández Hernández hizo sonar su silbato tres veces para finiquitar aquello.

Entonces sí fueron los sevillistas quienes festejaron mientras los béticos pensaban para sus adentros en lo que pudo ser y no fue. Porque la realidad es que todo se decidió por esa efectividad, por el mayor acierto de Munir, Sarabia y Franco Vázquez a la hora de introducir la pelotita entre los tres palos que componían la portería de Pau López. Las ocasiones que tuvo Jesé para haber cantado también algún gol fueron numerosas y algunas de ellas clarísimas, pero unas veces se topó con un acertado Vaclik y otras con su propia impericia en los remates.

Son las cosas que depara el fútbol, un deporte que, como decía durante la semana Jon Pascua, uno de los miembros cualificados del cuerpo técnico de Quique Setién, sólo reconoce al final el resultado. No hay otra. Por mucho que los béticos puedan argumentar que los suyos hicieron méritos para más, inmediatamente los sevillistas los rebatirán acudiendo al paradón que le hizo Pau López a Ben Yedder en el primer periodo y a las diferentes circunstancias que también pudieron, como así lo hicieron, decantar la balanza a su favor.

Las imágenes del derbi Sevilla-Betis Las imágenes del derbi Sevilla-Betis

Las imágenes del derbi Sevilla-Betis / Antonio Pizarro

Después de la presentación de los hechos en su globalidad conviene meterse en faena para desmenuzar el nudo de la cuestión. Y lo primero que llamó la atención fue la mejor puesta en escena del Betis. En las alineaciones la principal sorpresa fue la ausencia de Bartra, mientras que al Sevilla le iba a llegar el sufrimiento por esos problemas físicos de Gonalons que lo obligaron a quedarse fuera incluso de la convocatoria.

Caparrós, sin embargo, no alteró el esquema y sí se plantó con el resto de los peones que tenía previsto, desde Mercado a Roque Mesa pasando también por el Mudo Vázquez teóricamente escorado a la izquierda de partida. Setién, mientras, apelaba a Júnior en lugar de Tello, tal vez en la decisión más inesperada, para hacer un trío de zagueros con Mandi, Feddal y Sidnei.

Era, en la teoría, un Betis muchísimo más físico que el Sevilla, con un montón de centímetros más en la composición de las dos alineaciones y ese detalle podía decantar la balanza en las dos áreas. Paradójicamente, sería el anfitrión quien conseguiría un gol de cabeza por mucho que éste tuviera mucho más que ver con la astucia que con el físico. Las cosas del fútbol, siempre las veredas de este deporte tan imprevisible como inexplicable a veces.

El timón en el arranque pertenecía a los heliopolitanos, mucho más centrados en su misión, pues parecía como si los nervionenses sufrieran un ataque de nervios y esto los condujera a la precipitación y a algunos errores de bulto. Particularmente llamativo en las notas del cuaderno del cronista es el fallo de Jesús Navas en una cesión hacia atrás en busca de Vaclik desde el mismo terreno de juego del Betis. Fue la gran ocasión de los verdiblancos, pues fue evidente desde la génesis de la jugada que toda la ventaja era para Jesé, otra de las apuestas de Setién arriba. El canario llegó antes que Vaclik y tenía toda la portería para él, incluso llegaba para apoyarlo Canales por el otro costado, pero su disparo no pudo estar preñado de más inocencia. Lógicamente, a Jesús Navas le dio tiempo a llegar y hasta a controlar la pelota sin necesidad de despejarla.

El Betis había dejado escapar su gran oportunidad para colocarse por delante, incluso tendría otra anulada por un fuera de juego muy justo del propio Jesé, pero también se encontraría con Vaclik en su camino. Y el Sevilla, en esa angustia inicial, en esa fase de pérdidas del balón en zonas en las que parecía contar con ventaja, golpeó con fuerza en una acumulación de hombres por la derecha. El centro, perfecto, de Sarabia cogió a Canales con el dedo en la nariz, algo que tampoco debe extrañar por la zona de la defensa que ocupaba en la basculación. Munir cabeceó con mucha precisión al fondo de la red y el viento viró de dirección.

Porque a partir de ahí el Sevilla pudo decantarlo todo antes del intermedio, hizo incluso una combinación brillante que dejó a Ben Yedder solo delante de Pau López, pero éste se lució en un paradón escalofriante. El intermedio llegaría en ayuda de un Betis que en ese tramo sí sufrió, sobre todo desde que Caparrós hizo un cambio táctico de gran valor al mandar a Munir a la izquierda y darle libertad a Franco Vázquez para asociarse por dentro.

La segunda mitad sería ya vibrante, pues a la igualada de Lo Celso le respondió el Sevilla como si se tratara de un martillo pilón. Nada de lamerse las heridas, un gol en un contragolpe perfecto, error de Mandi incluido, culminado por Sarabia y un zapatazo espectacular de Franco Vázquez con metros desde la frontal. El colchón para los locales era supuestamente mullido, aunque todavía restaba media hora y eso, en el fútbol, es mucho.

Y lo fue porque los cambios de Setién fueron infinitamente mejores que los efectuados por Caparrós. Los refrescos sumaron en el Betis mientras que en el bando opuesto restaron. Tanto que Tello lo apretó todo con otro golazo con un rato por delante y el acoso verdiblanco fue absoluto, con una superioridad evidente. Pero ni hubo ya opciones claras ni acierto. Así que no hubo más, el acta de Hernández Hernández reflejó el 3-2 y los sevillistas, con Caparrós al mando, llevarán toda la Semana Santa el emoticono de la sonrisa. Las cosas del fútbol...

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