La opinión invitada

Más tiempo supone más riesgo

  • El autor advierte del peligro de contagio de la "mancha negra" a nuestros naranjos.

DESDE el año 2012 venimos trasladando a las instituciones comunitarias, al Ministerio de Agricultura y a las administraciones regionales, la amenaza que supone las importaciones de cítricos desde diversos países terceros por el riesgo de contagio de la llamada "mancha negra". Nuestra preocupación está sustentada por la gran cantidad de detecciones de la enfermedad denominada "Guignardia citricarpa" (Mancha negra) aparecidas en los cargamentos importados desde Sudáfrica desde hace varias campañas.

Esta misma semana hemos enviado una carta al presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, y a varios comisarios, entre ellos el de agricultura, Phil Hogan, en la que apelábamos a su responsabilidad para prevenir la amenaza que se cierne sobre nuestras plantaciones, nada más y nada menos que 600.000 hectáreas en Europa.

El objetivo de nuestra carta es pedir a la Comisión que prepare desde ya una reacción automática para 2016. El sector citrícola europeo no podrá soportar un año más ver cómo la Administración minusvalora el riesgo de la situación descrita o se inhibe de tomar decisiones por estar condicionada por los intereses comerciales de algunos países.

En 2014 la Comisión adoptó unas medidas de emergencia para Sudáfrica, -mediante la Decisión de Ejecución de 2 de julio de 2014 (2014/422/UE)-, que calificamos de insuficientes, porque no contenía la decisión de cerrar de forma cautelar la frontera europea a los cítricos sudafricanos automáticamente si se producía una quinta interceptación de partida contaminada. A falta de ese "automatismo", y como nos temíamos llegado el momento, a pesar de que el número de detecciones notificadas por los estados miembro llegó hasta 28 en 2014 y hasta 15 en 2015, en el caso de Sudáfrica, los estados miembro y las instituciones comunitarias se conformaron con mantener las medidas de emergencia vigentes y no decretaron nuevas acciones para limitar sus importaciones de cítricos, y mucho menos el cierre preventivo de la frontera ninguno de esos dos años. Nada que ver con la actuación de Estados Unidos el pasado mes de enero cuando suspendió directamente la importación de todos los cítricos procedentes de Marruecos, tras detectar larvas de mosca mediterránea en un cargamento de clementinas.

Ante la próxima campaña queremos que la Comisión tenga previsto la correspondiente decisión, para que, si Sudáfrica vuelve a enviar fruta contaminada, y, si se volvieran a registrar interceptaciones recurrentes superando las cinco, la UE pueda establecer restricciones adicionales que sólo podrían consistir ya en el cierre de la frontera de la Unión. Nuestros temores vienen además apoyados por la reciente auditoría realizada en Sudáfrica que señala debilidades en el sistema de controles oficiales y certificación de ese país.

Nos parece que la actitud pasiva de las administraciones en las últimas campañas, que se limiten a observar los acontecimientos y tomar nota de las interceptaciones, dejando que sean las autoridades sudafricanas quienes decidan unilateralmente cuándo cesar con las importaciones a la Unión, es irresponsable y degradante para los productores europeos, a los que están obligados a defender.

Pero si la amenaza de Sudáfrica es importante hay que sumar la de los cítricos importados desde otros orígenes que han demostrado o confirmado en 2015 su inseguridad: Uruguay acumuló 70 interceptaciones de phyllosticta citricarpa, Argentina 17 y Brasil 13. Con todas estas premisas, consideramos que hay motivos más que suficientes para que la Comisión adopte urgentemente y antes del inicio de la campaña de exportación 2016 medidas excepcionales para impedir la introducción y propagación de ese organismo en la Unión, también desde esos países.

La UE debe trabajar en la coordinación y armonización de los servicios de inspección en frontera del resto de estados miembro, pese a que esta competencia corresponda a cada estado, es evidente que nos encontramos ante un problema fitosanitario europeo que requiere una estrategia de protección coordinada desde Bruselas.

La Comisión lleva tiempo trabajando en la revisión de los requisitos de importación de cítricos desde terceros países, esperamos que para reforzar la legislación fitosanitaria. Según hemos podido saber estos trabajos no darán sus frutos antes de la campaña de exportación de 2017. También están pendientes los detalles de aplicación del nuevo reglamento de protección fitosanitaria en frontera, especialmente en lo relativo a "lista de productos de alto riesgo" que quedan temporalmente prohibidos hasta que sean reevaluados. Este reglamento, desgraciadamente, se adoptará solo a finales de año y no estará plenamente implantado hasta 2019.

Nos cuesta entender que estos procesos tan necesarios se estén dilatando tanto, ya que "más tiempo supone más riesgo". Así lo demuestran los gravísimos episodios que han producido con la detección de la Xylella Fastidiosa en el olivar y los vectores del Greening, y que sin duda, nos deben servir de lección.

En todo caso, espero que esas nuevas disposiciones, en las que el sector ha depositado muchas esperanzas, no lleguen tarde, y no queden en "papel mojado", y que llegado el momento de redactar la letra pequeña, la Comisión se fije menos en el criterio objetivo de sus expertos en fitosanidad y más en la presión de los lobbies del comercio y de determinados estados miembro no productores.

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