Aljarafe

Un joven, tras ocho meses retenido en el Sahara: "No me creo que esté aquí"

  • Azman Mohamed Yahia es un español de origen saharaui de 25 años que regresó a España el pasado viernes tras ocho meses secuestrado por su familia biológica.

El pasado septiembre, Azman Mohamed Yahia, español de origen saharaui de 25 años era retenido por su familia biológica en el Sahara cuando se disponía a volver a su casa en Sanlúcar la Mayor, situación que se mantuvo hasta que regresó el pasado viernes.

Yahia, nacido el 6 de abril de 1992, tiene pasaporte español desde el 3 de febrero de 2015, y tras conocer España mediante los programas de acogida a niños saharauis de cada verano, se quedó en Sanlúcar la Mayor a los 11 años para estudiar a petición de su familia biológica, que firmó anualmente un documento de cesión de tutela del menor a favor de la familia de acogida para que el niño viviese en España con consentimiento de su familia de origen.

El año pasado esperaba estar dos semanas en el Sahara, pero ha tenido que pelear, además de su familia española, para poder sentarse ahora a contar en una entrevista cómo han sido estos meses de secuestro, como denunció su familia ante la Subdelegación del Gobierno en Sevilla, sentenciando el joven que "no me creo que esté otra vez por aquí".

Antes y después de la entrevista saluda a todo aquel que se encuentra por la calle, les abraza, y resume el cariño recibiendo señalando que "cuando llegué, me llevé tres o cuatro horas hasta poder entrar en mi casa, porque había tanta gente que no podía entrar".

Este joven intenta comprender lo que le ha pasado en estos meses, y por eso explica que "no ha sido fácil, pero una vez que te acostumbras", a la vez que derrumba algunos estereotipos que tenemos en la sociedad española sobre los campamentos saharauis, como la pobreza de las personas que allí viven: "Tenemos comodidades, tenemos corriente eléctrica, la tecnología ha avanzado muchísimo. Se vive verdaderamente bien, pero te cuesta mucho trabajo acostumbrarte a aquello".

Eso sí, "el tiempo lo marca el té, no sabes a la hora que vives, a la hora que vas a comer, y aquí estamos 24 horas mirando la hora en el reloj y el móvil", pero marca distancias a la hora de hablar abiertamente de la denuncia por secuestro puesta por su familia, para resumir que "fui a pasar un par de semanas. Se iba retrasando, retrasando. No pude volver, no tengo ganas de repetirlo, no se me antoja contarlo".

En muchos sentidos, sus argumentos recuerda a los de Maloma Morales, la joven también española retenida desde diciembre de 2015, ya que Azmán defiende que los que le retuvieron -eso sí lo admite abiertamente- "son tus padres, son tus hermanos, son tu familia, lo que querían conseguir es conocerme, que conozca la cultura, el nivel de vida, lo que les gusta, lo que no les gusta. ¿Y cómo lo iban a hacer? Estamos hablando de gente que no tiene estudios, culturalmente están mucho más atrasados que nosotros".

Admite que le quitaron su documentación sin que se diese cuenta y que le sacaron a la fuerza del coche en el que marchaba al aeropuerto, pero señala en ese momento que "lo han hecho porque soy su hijo y he estado 16 años fuera, lo he comprendido al cabo del tiempo".

Por último, antes de pedir que no se hagan fotos de la entrevista, admite que retener a alguien contra su voluntad "es un delito y está castigado con cárcel", pero asienta un matiz que, para él, es importante: "Decían que en dos semanas no les había dado tiempo a entenderme", apostillando, además, que era consciente de que muchos chicos y chicas son retenidos en el Sahara cuando vuelven a visitar a su familia, medio centenar procedentes de España, según las denuncias presentadas en este sentido.

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