Universidad

Antonio Pascual, investido doctor honoris causa por la UJA

  • La Universidad de Jaén reconoce en el catedrático y exconsejero su trayectoria en el campo de la Estadística y la Investigación Operativa

Juramento de Antonio Pascual.

Juramento de Antonio Pascual.

Jienense de cuna, Antonio Pascual Acosta ha vuelto a la localidad que le vio nacer para romper el dicho de que “nadie es profeta en su tierra”. La Universidad de Jaén decidió investirlo como doctor honoris causa, por su“extraordinaria trayectoria como científico en el campo de la Estadística y de la Investigación Operativa, trayectoria que ha sido capaz de compatibilizar con maestría con una actividad política efervescente, desarrollada fundamentalmente en los ámbitos de la gestión del conocimiento, la promoción de la ciencia y el desarrollo de la universidad y de la educación en Andalucía”, según señaló el rector de la UJA, Juan Gómez Ortega.

El rector calificó a Pascual como un “referente en el mundo del conocimiento en el sentido más generoso de la palabra. Profesional de la universidad, gestor público y jiennense que logró poner en marcha uno de los hitos más importantes de la historia de la provincia de Jaén, su universidad, por lo que ha supuesto en el desarrollo económico y social de todo el territorio jiennense”. 

El padrino de investidura de Antonio Pascual fue el profesor titular del Área de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Jaén, Emilio Damián Lozano Aguilera, quien se encargó de pronunciar la Laudatio, en la que enumeró los méritos de Pascual, destacando su capacidad para transmitir “proyectos e ilusiones, su cercanía, su compromiso y su solidaridad con los colectivos que en el ámbito académico, e incluso personal, se le acercan”. Lozano, en su laudatio, hizo referencia tanto a sus méritos académicos como a su vida política, pero siempre ligado a la universidad “al crear el Consejo Andaluz de Universidades, que ha contribuido a construir la identidad universitaria andaluza”.

Antonio Pascual, por su parte, hizo un recorrido por su infancia jienense y se sintió emocionado y feliz por encontrarse en Jaén, “en mi tierra, con mi gente, entre mis amigos, en una mañana inolvidable para mí. Por un lado, la enorme alegría de ver entre vosotros a mis hijos, a mis hermanos y a mis sobrinos. Y, por otro lado, una profunda tristeza por no poder estar conmigo mi padre, Manuel Pascual, pues hoy sería la persona más orgullosa de la tierra. Aunque se dedicó al mundo de la empresa, su vocación era la Universidad, y de hecho fue uno de los primeros profesores del Colegio Universitario de Jaén. Él me inculcó el amor por la Universidad, la cultura del esfuerzo y el respeto a los demás, y a otras ideas diferentes a las tuyas”, rememoró. Agradecido al rector y a su padrino en la investidura, Pascual aludió a los orígenes de la Universidad de Jaén, “que no hubiera sido posible sin la calidad docente e investigadora, el empuje y el tesón de tantos profesores del Colegio Universitario de Jaén y de tantas otras personas que aportaban su ayuda desde la Junta de Andalucía, la Diputación Provincial, el Ayuntamiento de Jaén, los partidos políticos, y las organizaciones empresariales y sindicales.”

Asimismo, calificó como un auténtico “momento de lucidez” el hecho de que un grupo de personas previeran a finales de los 80 que “el conocimiento era el motor de futuro y de desarrollo de cualquier provincia, estando ese conocimiento en la universidad”. Una institución académica que, según los estudios iniciales que manejaba la Consejería de la que era titular en aquellos años, “ en el caso de Jaén, ya evidenciaba su desarrollo futuro y el potencial que hoy en día ha conseguido”.

Antonio Pascual rechazó cualquier proyecto educativo “sometido a las demandas perentorias del mercado”, y apostó por uno, con perspectiva de futuro, que considere “a cada alumno y alumna como persona, aún en fase de formación, y a los que, por tanto, hay que ofrecerles medios humanos y materiales, conocimientos científicos y culturales, así como sólidos principios éticos y valores cívicos que les permitan, una vez interiorizado todo este bagaje, crecer en madurez, en autonomía y criterio propio, para juzgar o actuar”. De esta forma, avanzarán en el dominio de los procedimientos y destrezas “que han de servirles a lo largo de su vida, para integrarse en la sociedad como miembros activos, responsables, útiles y creativos”, añadió.

Para Pascual, tres “ces” califican lo que es hoy la universidad de Jaén: “cercanía, con la sociedad y entre profesores y alumnos; compromiso con una provincia a cuyo desarrollo ha contribuido como pocos otros factores y conexión internacional convirtiéndose la universidad en una ventana con la que Jaén se abrió al mundo en 1993”.

Con Antonio Pascual son ya 20 los doctores honoris causa investidos por la Universidad de Jaén, compartiendo claustro con personalidades como la bioquímica y discípula de Severo Ochoa, Margarita Salas; el investigador José López Barneo, el político y jurista Gregorio Peces Barba o el escritor Antonio Muñ

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