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tribuna de opinión

Moreno Bonilla y el mito de la caverna

  • El autor avisa de la existencia de 'sombras' que engañan "una y otra vez"

Moreno Bonilla y  el mito de la caverna

Moreno Bonilla y el mito de la caverna

Platón, en el libro VII de la República, pone en boca de Sócrates la descripción de lo que conocemos como el mito de la caverna: los seres humanos estamos encerrados y encadenados en una caverna de tal forma que lo que vemos son las sombras de los objetos que pasan sobre nuestras cabezas reflejadas en el muro que tenemos enfrente, sombras a las que consideramos lo auténtico, lo real; cuando un ser humano logra salir de la caverna, comprueba que ni las sombras, ni tampoco los objetos que las originaban son reales, sino que la realidad y la verdad están fuera de la caverna, bajo la luz del sol. Cuenta Platón que cuando ese hombre privilegiado vuelve al interior de la caverna para intentar contar la verdad a sus compañeros de prisión, éstos se ríen de él, e incluso podrían llegar a matarlo.

Los seres mortales de aquí abajo, Andalucía, también vemos sombras que van y vienen frente a nosotros, y que parecen tan reales como para engañarnos una y otra vez. La sombra Marín, unas veces nos deleita con sus exquisitas torrijas, otras veces nos obsequia con unos vigilantes de la playa que han mostrado su infinita inutilidad por todo el litoral andaluz, para culminar con una crisis o remodelación del gobierno que de forma unánime ha sido entendida como un ajuste interno de cuentas con sus adversarios dentro de Ciudadanos. Remodelación, por cierto, que implica decisiones absurdas como la asignación a la Consejería de Salud de las competencias relativas a centros residenciales de personas mayores, pero con carácter transitorio, mientras dure la emergencia sanitaria de la pandemia. ¿Qué problema se quiere resolver con esta medida? ¿Y, mientras tanto, qué pasa con las funciones de acreditación, autorización e inspección de tales centros? ¿De quién dependerán los centros de día en una residencia de mayores? ¿De verdad que la mejora de la atención sanitaria de los mayores se resolverá con un cambio de dependencia administrativa, y no con una sustancial mejora en la dotación de recursos humanos que el sistema sanitario público debe dedicar al seguimiento y prevención del impacto de la pandemia en esos centros? Muchas preguntas sin responder, muchas sombras sin ninguna luz, mucho Marín para pocas respuestas.

La 'sombra' presidencial se crece cuando le resta importancia a la bajada de las ratios en la aulas

Otras veces vemos la sombra Aguirre, con su dicharachero charloteo, apuntándose los tantos aunque no sean suyos y aunque no hayan subido todavía al marcador; el último ejemplo, la muy pedagógica explicación de las medidas de limitación de las personas que pueden reunirse en el ámbito privado, mientras sigue sin dar respuesta a la escasez de rastreadores del virus, ni a la desesperante lentitud en las citas de Atención Primaria, ni a la desviación de fondos Covid hacia los conciertos con la sanidad privada.

Hay otras sombras que nos parecen reales, como el consejero Imbroda cuando se pasea sobre las cabezas de miles de familias, profesores y alumnos, descargando sus responsabilidades en los equipos directivos o en los Ayuntamientos, generando inseguridad e incertidumbre en la comunidad educativa al dejar para la noche del sábado, víspera del comienzo del curso, el envío de las instrucciones para la organización del curso, o cuando hace gestos tan sombríos como la asignación de fondos para los centros privados en detrimento de los públicos, o computando como nuevas contrataciones las habituales de cada año para volver a contar con los interinos al inicio de curso; cosas que nos quieren presentar como reales, pero que sólo son monigotes y sombras chinescas enseñados para confundirnos.

Hay, por último, dos sombras especiales, que tienen una apariencia más luminosa y brillante, que se pasean sobre las paredes del Palacio de San Telmo: Bendodo y Moreno Bonilla. Bendodo, encantado siempre de conocerse y de ser conocido, sombra especialista en ocultar lo evidente y en distraer la mirada del público con agilidades manuales dignas de mejor causa, que pretende presentar como un reajuste del Gobierno lo que no es sino el aprovechamiento de la extrema debilidad de la sombra Marín para recuperar parcelas de poder y castigar a los críticos de Cs.

Bendodo destina 11 millones del Covid-19 a sanear las cuentas de Canal Sur, para que podamos seguir disfrutando de Bertín Osborne. Bendodo contrata a cientos de personas para tareas muy diversas en la Junta sin respetar los principios constitucionales de mérito y capacidad, mediante convocatorias urgentes y por sorpresa, salvo para los familiares y compañeros de su partido. Eso sí, Bendodo nunca desaprovecha la ocasión de poner a caldo al partido que ganó las elecciones y al Gobierno de España, porque así distrae mejor al público y a algunos plumíferos y comentaristas que agitan el botafumeiro en su honor.

Y por último, pero no lo menos importante, la sombra presidencial, Moreno Bonilla, la "moderación" personificada. Esa asombrosa y muy moderada aplicación de la vieja ley del embudo, en virtud de la cual Moreno puede nombrar directora de un conservatorio a su hermana en contra de la calificación de sus méritos, pero Chaves no podía tener una hija contratada en una empresa privada. Moreno debe tener siempre muy presente esa otra sombra nada moderada en la oscuridad que representa el imprescindible apoyo de la ultraderecha para que él siga siendo presidencial.

Pero su sombra moderada se crece cuando le resta importancia a la disminución de la ratio en las aulas de nuestros centros escolares y ensalza el valor pedagógico de la mascarilla, o cuando bendice ese reajuste en el Gobierno vergonzante e inexplicable, o cuando presta voz y luz a un ejercicio permanente de simulación y magia para parecer lo que en verdad no es, ausente en la solución de los problemas reales de la ciudadanía, en la respuesta eficaz a los retos de la pandemia, en el ejercicio permanente de liderazgo que la sociedad andaluza requiere y que él no puede ni sabe hacer. Pero él es muy moderado.

Éste es nuestro particular mito de la caverna andaluza, en el que hay seres humanos que han logrado soltarse de las cadenas y se han dado cuenta de que las sombras tan sólo son eso, que no son reales, sino que son como los gigantes que veía don Quijote. ¿Lograrán esos valientes salir de la caverna y mirar a la luz del sol para encontrar el auténtico ser y el sumo bien? Si, finalmente, deciden volver a la caverna para intentar contarles la verdad a los restantes mortales, para que conozcan la realidad y no la apariencia ni sus sombras, ¿lograrán convencerlos, o los insultarán, vejarán y destruirán?

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