Ayuntamientos El debate de la crisis en las administraciones locales

Municipios: fusión no, mejor cooperación

  • Germà Bel dice en el Observatorio Económico de Andalucía que los consistorios sólo deben atender servicios públicos esenciales

El municipio que quiera una piscina cubierta o un polideportivo que lo pague. Él solo. Que no acuda a ninguna otra ventanilla -Gobierno central o autonómico- reclamando ayudas para un servicio que no es esencial. Y menos ahora, con el cráter financiero que humea, convirtiendo en cenizas las arcas municipales, por prácticamente toda la geografía local.

Tan radical planteamiento es el que defiende Germà Bel (Alcanar, 1963), catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Barcelona y miembro del PSC, invitado por el Observatorio Económico de Andalucía (OEA) para debatir Los servicios públicos locales: su gestión y su financiación.

Bel se opone abiertamente a la fusión de municipios para compartir servicios, teoría que propugnan otros expertos como medida de choque contra la sangría financiera de las administraciones locales. Según Bel, esa idea demuestra un "desconocimiento" de lo que son los costes municipales, ya que a su juicio la fusiónde dos municipios o más no redundará necesariamente en el abaratamiento de los costes de un servicio, como el del suministro del agua. Al contrario, una nueva red de distribución, la construcción de una infraestructura que sirva a ese conjunto de municipios, encarecerá aún más la gestión y con ello gravará aún más a los usuarios.

Servicios como éste, el del agua, o el de la recogida de basuras, son los que Bel llama "esenciales". A esos y otros similares son a los que los ayuntamientos deben dedicar todo su esfuerzo. Este experto, además, destaca por encima de la noción de municipio la de "núcleo urbano". Y desde esta perspectiva aboga por la cooperación entre varios, en la línea de lo que ya se hace en mancomunidades y consorcios, desechando frontalmente la fusión entre municipios.

"Hay que distinguir claramente entre servicios obligatorios y no obligatorios", advierte Bel, para quien los gobiernos locales se han embarcado en demasiados del segundo grupo. Y así se han condenado primero a la deriva y después al naufragio. Los ayuntamientos hacen agua. Para intentar taponar esa vía de que anega gerencias, empresas públicas y otros entes de titularidad municipal "es necesario, fundamental, un catálogo de servicios obligatorios" en los responsables de administrar las finanzas de un consistorio. Para esos sí hay que disponer de grifos en las administraciones supramunicipales. Para los otros, insiste el catedrático, no hay subsidio que valga. "El municipio que quiera una piscina o una pista de tenis que se la pague, esos no son servicios obligatorios".

Para esta clase de proyectos los ayuntamientos recurren, entre otras instituciones, a las diputaciones provinciales. Bel, que fue portavoz socialista en la Comisión de Hacienda durante su etapa como parlamentario en el Congreso de los Diputados, abomina de ellas. Está convencido de que hay que poner fin a su existencia. "No tienen ningún sentido. Lo que hacen útil ahora mismo ya lo puede hacer el gobierno autonómico a través de sus delegaciones", afirma, al tiempo que pone como ejemplo aquellas provincias que territorialmente constan de una sola provincia (Madrid, Murcia, Cantabria...), "donde no ha pasado nada malo porque haya desaparecido la diputación. Al revés, se han eliminado los costes de un exceso burocrático. Con sus desaparición se liberalizarían recursos y se ahorrarían costes y el nivel de asistencia a los municipios se mantendría".

Bel, que pone el énfasis al señalar que "lo importante es quien pague", rechaza cualquier "subsidio" con origen en las administraciones que están por encima de los ayuntamientos para financiar servicios no obligatorios. "Hay que prohibir esa subvención", sostiene.

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