La tragedia de la inmigración clandestina en aguas del Estrecho no sólo no cesa, después de unos años latente, sino que parece haberse reactivado cobrándose nada menos que trece vidas en los dos primeros meses de 2008, frente a las 6 registradas en las Islas Canarias y a las dos acaecidas en Ceuta y Argelia. Son los datos más recientes del Informe Derechos Humanos en la Frontera Sur 2007, de la Asociación pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha), que suma a las anteriores cifras de 2008 el fallecimiento de otras 68 personas en Marruecos y el Sahara, cuando se encontraban en ruta migratoria hacia España, lo que arroja una cifra total de 89 víctimas mortales, frente a las 12 del mismo periodo del año anterior. La Apdha calcula que en los dos primeros meses del año llegaron a la costas españolas unos 2.096 inmigrantes (624 a la costa andaluza, 43 a Baleares, 113 a Murcia y 1.316 a las costas canarias).

Rafael Lara e Inmaculada Gala presentaron ayer en Cádiz un documento que contabiliza 921 personas que perdieron la vida durante el año pasado en su intento de entrar en el país, pero que estima, sin miedo a exagerar, que podrían llegar a ser 3.500. Veinticuatro murieron en Andalucía, 148 en Canarias y 6 en Ceuta y Melilla. El resto acabaron sus días en Marruecos (256), Sahara (140) y Mauritania (134), entre otros países africanos. La mayor parte de ellos eran subsaharianos (629), seguidos de magrebíes (287).

La Apdha reconoce un descenso de la llegada de inmigrantes en embarcaciones superior al 30%, frente al 53,9% oficial, pero a estas detenciones ve necesario añadir unas 12.000 practicadas en las costas de África, en el inicio o en mitad de la ruta migratoria.